Mientras avanzan los días y conforme se acercan los comicios del próximo año, los mexicanos vivimos un verdadero y alarmante tiempo de híbridos en el terreno político. El híbrido más preocupante y dañino para el electorado sin duda está conformado por el mestizaje de especies encarnadas desde las cúpulas del PRI, PAN y los restos del PRD cuya única característica que los hace similares, es la ambición por el poder y el anhelo de regresar al régimen de privilegios que perdieron desde el arribo de López Obrador a la presidencia.
De ese cruce de organismos, tanto el PRD como el PAN poseen perfiles extremadamente pobres que dejaron de influir en la opinión pública desde hace tiempo, además de que son sumamente cuestionados por lo poco que les resta de militancia y/o simpatía. El caso del PRI vaya que es diferente; El presidente nacional destaca por su capacidad mediática aunque esta se base en sus posibles actos constitutivos de delitos y no en la configuración de una oposición firme y de propuestas que hagan frente a la figura de AMLO.
Alito, ya en la desesperación, ha echado mano de estrategias claras en dos sentidos: por un lado demostrarle a la alianza opositora que es el personaje que debe encabezar la causa para el 2024, y por el otro, tratar de evadir la justicia por sus actos, disfrazando sus fechorías detrás del discurso absurdo de la persecución política. En este último caso, acompañado de una faramalla digna de las viejas producciones de Televisa, asistió la semana pasada en Ginebra para denunciar “la grave situación que vive nuestro país” ante la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. En dicha denuncia, este individuo, el mismo que dice que a los “periodistas no hay que matarlos a balazos, hay que matarlos de hambre” acusó a López Obrador de utilizar el aparato del Estado para perseguir a sus opositores.
El PRI de Moreno Cárdenas milita en la Internacional Socialista, aquella decimonónica organización cuyos orígenes se remontan a las organizaciones que aglutinaban movimientos laborales del siglo pasado y en cuyas filas oscilan partidos autodefinidos como socialistas y socialdemócratas. Pero Alito es un verdadero impostor, pretende mostrarse ante la opinión pública internacional como un perseguido político por sus ideas opositoras. Sin embargo, ¿qué pensará de él este organismo tratándose de un personaje que lleva a la práctica actos reprobables contrarios a la Carta Ética de la Internacional Socialista? La IS declara su adhesión a valores como la igualdad, la libertad, la paz, la solidaridad además de la justicia, misma que Moreno Cárdenas está muy cerca de enfrentar en nuestro país por más que trate de victimizarse. Parece ser que Alito desconoce que la Internacional Socialista, en esa misma Carta Ética, prioriza cómo código de conducta el combate a la corrupción en todas sus acepciones. Luego entonces, este personaje, cuyos audios escandalizan a todos, menos al INE, no hace más que ridiculizar ese organismo que, por cierto, en sus actos, lejos está de ser fiel a los verdaderos principios de la lucha clasista.
En fin, Alejandro Moreno transita del envalentonamiento adquirido tras la reforma eléctrica a un periodo de victimización y con toda seguridad, si la estrategia no le funciona y continúa perdiendo el respaldo, incluso de un importante sector priísta, seguirá los pasos de Ricardo Anaya y emprenderá la graciosa huida al extranjero para no enfrentar a la justicia. Por esa razón, el próximo mes resultará clave para el futuro del campechano al que el viejo priísmo le deberá su estrepitosa caída electoral.
Para acabarla de amolar
La elección del EDOMEX está más que adelantada y es una aduana que a los opositores de Alito dentro del PRI (regularmente se reúnen en el Puerto Chico allá por la Tabacalera), los obliga a operar la rebelión desde las pocas, pero fieles bases gremiales, para presentar un candidato competitivo y luego enfrentarse al PAN que dice tener más condiciones de competirle a MORENA. Por cierto, el verdadero pleito y que avecina una tormenta para AMLO está precisamente en ese partido, pues se registraron (cómo YA es costumbre) muchos aspirantes a coordinar los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación, proceso del que saldrá él o la abanderada morenista para 2023. El problema radica en que los amagues de ruptura van elevando el tono y comienzan a hacerle el juego los mismos de siempre que no logran ver más allá de los procesos electorales. Un buen ejercicio para la auto reflexión morenista sería reconocer que la Maestra Delfina Gómez es la mejor posicionada, bien podrían ponerse de acuerdo y evitar un desaguisado.
Por cierto, el artículo publicado en “La jornada” bajo el título de ¿Avala AMLO las trapacerías de Delgado? cuya autoría es de John M. Ackerman, es una clara declaración contra López Obrador. Un “te digo puerta para que entiendas ventana”. Por supuesto que, sin militar en MORENA, cuestiono (desde la modestia de mis opiniones) el actuar de Mario Delgado, pero rechazo los señalamientos hacia Citlalli Hernández. Y no por filia, sino por su acierto de acercar el partido a la militancia desde la pluralidad. Lo que no concibo es que la intelectualidad, más allá del incuestionable prestigio académico, no logre entender que el movimiento requiere más construcción de militancia desde la base, que desde la pluma.
Heberto Castillo decía: “A los intelectuales de mi patria, les quedan dos caminos: dedicar su esfuerzo y actividad al desarrollo de las ciencias, de las artes, de la cultura con el propósito de darse nombre y brillo intelectual, o bien entregar toda su capacidad creadora y toda su voluntad para establecer las bases técnicas y científicas de un amplio y sano desarrollo de México. La primera posición proporciona honores, distinciones y pingües beneficios económicos pero da la espalda a la historia. La otra de frente al futuro, sólo ofrece riesgos y privaciones, pero allá en lontananza, permite vislumbrar la verdadera libertad de nuestros pueblos y con ello su salvación definitiva” Ackerman, está muy lejos de ese planteamiento de Heberto, hoy sus columnas tienden a confundirse con la verborrea de Gibrán Ramírez, el chico maravilla de Ricardo Monreal.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
Comentarios