En ocasiones, asociar tus intereses a la representación de los intereses de gobiernos extranjeros y empresas transnacionales, se vuelve incompatible con la ardua tarea de conseguir el respaldo popular. Por alguna extraña razón, hay momentos en la historia de las naciones, en los que el pueblo se vuelve celoso de sus recursos y riquezas y no está dispuesto a compartirlos con cualquiera. En esos momentos, los interesados en los intereses ajenos no tienen más alternativa que voltear a ver a esos gobiernos y transnacionales para pedirles ayuda y refugiarse bajo el manto de su autoridad moral, política, militar, etc.
El ejemplo más claro descansa en la delegación conservadora que, el 3 de octubre de 1863, invitó a Maximiliano de Habsburgo a ocupar el trono de México. Impotentes frente al panorama nacional que se había tornado adverso a ellos, no tuvieron otra opción que la de buscar fuera de su país lo que el pueblo les negaba. Recientemente, la CuatroTe ha desencadenado más de un incidente de esta naturaleza, donde nuestros más ilustres, notables, destacados, demócratas, justicieros, preocupados por el bienestar social, representantes populares y líderes políticos, han tenido que refugiarse bajo las enaguas de los poderes extranjeros.
No faltará quien piense ―estoy seguro de ello― que arrastrarse a los pies de potencias extranjeras es una bajeza propia de vendepatrias cobardes y miserables. Y si bien tienen razón en aquello de que se trata de vendepatrias, se equivocan en considerar el oficio y arte del arrastre como una bajeza plagada de cobardía y miseria. Por el contrario, no hay labor más altruista que la del vendepatrias qué ―consciente del enorme valor que posee su tierra― busca compartir la riqueza y el potencial de su país con aquellos que, siendo menos favorecidos por la geografía, tienen la capacidad de pagar por ello.
Miremos los que recientemente hizo Alito Moreno; un tour exprés por Europa para denunciar los abusos del gobierno de López Obrador, al tiempo que ofrece oro a cambio de espejitos. En otras palabras, Moreno no duda en arrastrarse para dejar en alto el nombre de su país, para cotizar más alto la venta de su país, frente a la Internacional Socialista, la Organización de las Naciones Unidas y, ya de regreso en territorio americano, la Organización de Estados Americanos. Pidiendo a todos ellos intervención para garantizar la protección de sus interese en México a cambio de que se le permita a él y su grupo seguir siendo los veladores de los intereses extranjeros en nuestro país.
Lo mismo hicieron hace poco Doña María Amparo Casar y Don Lorenzo Córdoba cuando humildemente buscaron entrevistarse con el embajador de EE.UU en México para manifestar su preocupación debido a los señalamientos que el gobierno cuatroteista ha hecho sobre Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad y el que se ponga en duda la autoridad electoral del país. Cosa que no puede calificarse de ningún otro modo que no sea como un ataque. Porque señalar y cuestionar una ONG financiada por los EE.UU es señalar y cuestionar los intereses de los EE.UU. Del mismo modo que sembrar dudas sobre el INE cuando el INE se ha encargado de hacer que esas dudas florezcan es abusar del poder para señalar lo que todo el mundo está viendo: que la autoridad electoral no es imparcial, no es transparente y no trabaja en favor de la democracia ¿De verdad habrá quien dude de la integridad y buenas intenciones de María Amparo y Lorenzo?
Otras muestras de esta grandeza que se consigue a ras de suelo y de la cual se podrá decir que carece de originalidad, pero de la que nunca se podrá poner en duda su trabajo para construir un México donde la democracia no dañe esa democracia que permite sabotear al país, son las recurrentes visitas que los líderes de la coalición Va por México han hecho a la OEA para reunirse con su líder, el siempre cándido e iluminado Luis Almagro, para buscar un pronunciamiento en contra de la labor que el gobierno mexicano hace de intervenir en los asuntos que le competen al gobierno mexicano. En palabras de Alito, para denunciar cantinflescamente: “la situación que México atraviesa y haciendo eco de las voces ciudadanas que exigen una solución al ambiente político y social de la actualidad”.
Ya entrados en gastos; habrá que ahondar en esas voces ciudadanas de las que habla Alito, como la de Enrique Krauze, incansable colaborador del desarrollo social y la consolidación de un estado de derecho que beneficie a quienes deben ser beneficiados que son una minoría privilegiada y no a la mayoría de la sociedad, que se preguntan si “¿Puede Biden ayudar a contener el declive democrático de México?”, sugiriendo que es hora de que los Estados Unidos dejen de ser indiferentes al sistema autoritario de México, para “promover un enfoque de moderación que sería mucho más beneficioso para las relaciones bilaterales y para los propios mexicanos.” Es decir: que Estados Unidos intervenga en México para detener a un gobierno que está mirando los intereses de los mexicanos y no los de los gobiernos extranjeros y las empresas transnacionales.
- Carlos Bortoni es escritor. Su última novela es Dar las gracias no es suficiente.
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