En las últimas semanas ha arreciado el bombardeo mediático en torno al gobierno mexicano, principalmente hacia la figura de quien lo encabeza. Los medios masivos de comunicación y quienes dominan en mayor porcentaje las audiencias nacionales, es decir, los medios corporativizados, esos que perfectamente conocemos los intereses que representan. Los que tienen a los “líderes” de opinión más conocidos a nivel nacional, han desplegado sendas campañas de guerra sucia, lodo e injurias en contra de la figura presidencial.
Han orquestado y dejado en la opinión pública un discurso con diversos calificativos negativos, en especial tildando al gobierno de la transformación de haber pactado con el narcotráfico y con alguno de sus cárteles, asumiendo que las supuestas pruebas presentadas y los dichos de los otrora investigadores del fenómeno como Anabel Hernández, se han colocado como abiertos críticos y han manifestado su abierta posición política opositora al seguir la línea y el guión que es común denominador en medios de comunicación nacionales y extranjeros propiedad de la oligarquía nacional y extranjera.
Resulta complicado, por ende, cambiar esa opinión pública o la impresión con la que se quedan las mayorías aditivas las cuales son avasalladas día y noche con las líneas editoriales evidentemente propagandísticas de la derecha reaccionaria y corrupta.
Como se vio el día de ayer en el video semanal del evadido de la justicia mexicana, el exdiputado corrupto receptor de sobornos al más alto nivel para aprobar las reformas contrarias al interés nacional, el ex dirigente del PAN, Ricardo Anaya Cortés quien con cínico desparpajo hace suyo el discurso y el “nado sincronizado”, no disimulan su estrategia golpeadora aprovechando la coyuntura y sacando ventaja de problemas reales a los que se enfrenta el país en razón de la reciente pandemia aun sin control, o la guerra en Ucrania y las consecuentes repercusiones en el ámbito económico que han dejado a la mayoría de los países del planeta con dígitos inflacionarios considerables.
Y sin embargo, omiten que con sus políticas neoliberales aplicadas durante décadas así como sus administraciones entreguistas, de haberse sostenido en el tiempo, hoy estaríamos en una hecatombe económica y con un problema social y de violencia multiplicado, exponenciado sin retorno ni posibilidad alguna de salida con el ingrediente adicional que los cabecillas ya estarían con los bolsillos llenos o las cuentas en Andorra con los capitales robados del erario nacional, el país completamente desmantelado sin inversión en infraestructura, comprando combustibles al extranjero, con un barril sin fondo al estilo FOBAPROA por el que estarían exprimiendo el presupuesto representado por el negocio del NAICM.
Hoy destilan por los poros su veneno indigerible que les provocó el final de sus negocios al amparo del poder, negocios de los cuales igual se beneficiaban corruptos empresarios nacionales y castas políticas, que tenían tomado el poder público para beneficio personal y de sus círculos familiares con el tráfico de influencias, signo distintivo de sus desgobiernos.
Han rebasado la línea y están evidenciados en que su nivel de desesperación, como adictos a la droga los hace emprender conductas fuera de control. En esta semana llegaron al grado de violentar derechos humanos de un menor de edad que es ajeno a toda contienda política y de poder; sin embargo, esto debe prender las alertas de que en esa escalada de nivel de virulencia, pueden llegar a otro tipo de acciones.
Considero que en el ánimo destructor y de construcción de narrativa en sentido negativo y de incapacidad gubernamental han estirado la liga al grado de cometer actos delictivos que respalden su discurso y no dudo que ellos sean los artífices de la violencia y de asesinatos mediáticos planeados, que trastocan y hacen parecer la estrategia de seguridad actual que, dicho sea de paso, es la más humana que pueda existir, con la atención a las causas como fallida, tal y como lo eran las instituciones que ellos detentaban.
En ese sentido y desde las diversas trincheras que hoy tenemos para combatir el monopolio de la información y de la opinión, debemos seguir divulgando a la sociedad que la propaganda de esos medios instrumentos de oligarcas y poderes fácticos, tienen un propósito golpista que no conseguirá hacer mella en el objetivo de acabar políticamente con ellos.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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