El Departamento de Justicia de Estados Unidos acusó a 10 personas por un ataque armado contra el Centro de Detención Prairieland, en Alvarado, Texas, ocurrido el pasado 4 de julio. Los agresores, vestidos con ropa militar negra, lanzaron fuegos artificiales, pintaron grafitis en vehículos y abrieron fuego contra funcionarios penitenciarios.
Durante la agresión, un policía local fue herido en el cuello por un tirador oculto en un bosque cercano, mientras otro sospechoso disparó entre 20 y 30 veces contra personal desarmado. Los detenidos portaban rifles tipo AR, chalecos antibalas y municiones.

La fiscal federal Nancy E. Larson calificó el hecho como una “emboscada”, reflejo de una tendencia creciente de violencia contra agentes federales. Los acusados enfrentan cargos por intento de asesinato y uso de armas de fuego en un delito violento.
El FBI advirtió sobre el riesgo constante que enfrentan sus agentes, mientras la Casa Blanca alertó sobre la intensificación de ataques contra el ICE y la CBP, que operan redadas migratorias masivas en todo el país.
Comentarios