La marcha contra la gentrificación celebrada el viernes en la Ciudad de México expuso el creciente malestar por el alza de rentas, los desalojos y la expulsión de residentes en zonas céntricas, pero también encendió tensiones con Estados Unidos. Algunos manifestantes lanzaron mensajes xenófobos contra extranjeros, lo que provocó una respuesta irónica del Departamento de Seguridad Nacional estadounidense en redes sociales.
Ante ello, la presidenta Claudia Sheinbaum condenó los discursos de odio y reiteró que México es un país solidario y abierto al mundo. “No se puede tomar una causa legítima para incitar al rechazo por nacionalidad”, declaró. Por su parte, el secretario de Gobierno capitalino, César Cravioto, llamó a no replicar actitudes discriminatorias: “México es un santuario para quienes quieran venir”.

La manifestación se desarrolló principalmente en colonias como Roma y Condesa, donde el fenómeno de la gentrificación ha sido más visible por la llegada de nómadas digitales y el incremento desmedido de rentas. Cravioto anunció la realización de asambleas vecinales para escuchar propuestas y construir soluciones desde lo colectivo.
Expertos advierten que el problema de vivienda no solo es urbano ni exclusivo de la capital: desde Tijuana hasta Oaxaca y Valladolid, el turismo, la especulación y las plataformas de alquiler han impactado el acceso a la vivienda. Resolverlo, señalan, exige acciones profundas más allá del debate internacional.
Comentarios