El óptimo desarrollo de una región es afectado por el ambiente físico que la contiene. Un desierto que abarca el 90% de un territorio y temperaturas por encima de los 50°C no son ideales para progresar.
Sin embargo, el aguante del estado de Sonora y su gente, los fortalece y engrandece. Tierra noble y fértil, aunque al primer asomo no lo parezca. Los sonorenses son aguerridos, echados para adelante y hoy tienen la posibilidad de mejorar su calidad de vida gracias al apoyo de un presidente humanista y un gobernador experto en ejecutar planes de acción que funcionan.
La relevancia histórica de Sonora la posiciona como la cuna de la Revolución. Allí se levantó el primer movimiento obrero con la huelga de Cananea en 1906. Ese espíritu de lucha contagió posteriormente a los veracruzanos con la huelga de Río Blanco y preparó el camino para iniciar la lucha armada de la Revolución Mexicana en 1910. Lo dijo el presidente López Obrador: “Ahí comenzó el movimiento revolucionario, ahí vamos a apoyar a toda la población de la región”.
No es casualidad que el corazón de un hombre sureño, que lidera México, sea tan compatible con el sentir entregado y tenaz sonorense. La comunión reside en estricto sentido en el empuje que los mueve a la acción.
El aprovechamiento máximo, desde mi perspectiva, del impulso que ha ido recibiendo Sonora con el creciente apoyo del gobierno federal debe enfocarlo en dos ámbitos esenciales: el fortalecimiento social de los pueblos originarios y la eficiente inversión en infraestructura y comunicaciones para los puertos marítimos bendecidos por el Pacífico. Un crecimiento que en efecto se geste en el interior territorial del estado para apuntalar el potencial que se tiene, más allá de ultramar. Desde adentro hacia afuera.
Para efectos prácticos de una ejecución efectiva se requiere una visión renovada de mejora. Y los tiempos son ahora, como reza el entendimiento popular. Alfonso Durazo Montaño ganó la gubernatura de Sonora con más del 51% de los votos. La gente dentro y fuera del estado lo reconoce como un ícono de su idiosincrasia política y social. Durazo es Sonora, tal cuál. Y lo debe aprovechar.
El presidente López Obrador confía en Alfonso Durazo y en una ocasión lo manifestó con la siguiente declaración: “No tiene derecho a fallar, no puede fallarle al pueblo de Sonora. La gente se ha portado a la altura de las circunstancias”. Palabras fuertes pero de respaldo porque sabe que el gobernador puede lograrlo. Es un hombre con un plan y es el siguiente: invertir, invertir, invertir.
Se han firmado convenios con el IMSS de inversiones superiores a los 2 mil millones de pesos para los hospitales de Navojoa, de Guaymas y también el de San Luis Río Colorado. Además de las clínicas de Obregón que ya están por concluirse.
Se está escuchando y atendiendo a los yaquis, a los mayos, a los guarijíos, a los seris. Como ejemplo, el compromiso del gobierno federal con los seris representa una inversión de 853 millones de pesos para programas de salud, educativos, de agua potable y de caminos, entre otras aportaciones. Otra muestra de la voluntad política del Ejecutivo federal es devolverle a los yaquis, una de las etnias “más maltratadas en el mundo”, 30,000 hectáreas que les fueron arrebatadas.
Este aporte a las comunidades indígenas las reintegrará a Sonora. Les permitirá pertenecer nuevamente al lugar que desde el inicio fue suyo. Esta dinámica recompone el tejido social e impulsa con dignidad la transformación del estado. Es un esfuerzo práctico para ir cerrando la brecha económica y social.
El apoyo económico a los puertos de Pacífico sonorenses tampoco es cosa menor. Los compromisos del presidente con el gobernador se enfocan en concluir la construcción del Home Port de Puerto Peñasco y la modernización del Puerto de Guaymas. El primer proyecto brindará infraestructura de primer nivel para la llegada de cruceros que derramen importantes divisas a la economía turística de la región. Y con la modernización del Puerto de Guaymas, se abona al progreso de la zona, principalmente en cargas vinculadas al crecimiento de la industria automotriz, la maquiladora, el transporte de vehículos y producción de energía sustentable. Inversiones tan necesarias como inteligentes, de largo plazo.
Todos estos esfuerzos depositados en la administración que conduce el gobernador Durazo Montaño no hubieran llegado si el presidente no confiara en él. La confianza se gana con hechos y seguro estoy que la continuará acumulando grandemente. El potencial para el estado es infinito. Gobierno y ciudadanos superarán obstáculos apalancados en un compromiso socialmente responsable. En lo personal, deseo el éxito de la resiliente Sonora. Tierra que amo, por mis hijos y mi señora.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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