Moody’s ha decidido bajar la calificación crediticia de Estados Unidos de “Aaa” a “Aa1”. Esta decisión se basa en el creciente déficit fiscal y la alta deuda del país. La agencia subrayó que los costos de intereses son ahora significativamente más altos que los de otros emisores soberanos con calificaciones similares.

En su comunicado, Moody’s mencionó la falta de consenso político entre las administraciones y el Congreso. Esta situación ha impedido el desarrollo de medidas para controlar los grandes déficits anuales y los costos de intereses en aumento.
Además, Moody’s cambió la perspectiva de la calificación de “estable” a “negativa”. Este ajuste refleja la creciente preocupación sobre la capacidad de Estados Unidos para gestionar su deuda a largo plazo. La agencia también hizo hincapié en la polarización política que complica la implementación de políticas fiscales sostenibles.
La advertencia llega en un momento crítico. La deuda nacional ya supera los 34 billones de dólares, y el país enfrenta presiones por el envejecimiento de la población. Las recientes alzas en las tasas de interés de la Reserva Federal han incrementado los costos de la deuda.
A pesar de que Estados Unidos sigue siendo una de las economías más fuertes, la decisión de Moody’s podría aumentar el costo de financiamiento del gobierno. Esto podría afectar la confianza de los inversionistas internacionales, especialmente en un año electoral donde el manejo de la economía será crucial.
Moody’s era la última de las grandes agencias de calificación que mantenía la máxima calificación para la deuda soberana estadounidense. Sin embargo, ya había rebajado su perspectiva a finales de 2023 debido al aumento del déficit y de los pagos por intereses.

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