Desde que comenzó la epidemia de COVID-19, causante de la pérdida de incontables y valiosas vidas humanas a nivel mundial, tanto gobierno como sociedad han reconocido día a día, al personal de salud por su incansable labor para ayudar a quienes se han visto contagiados con el virus SARS-CoV-2.
Incluso en 2021, el gobierno entregó premios a integrantes del sector salud en el marco de la atención a esta enfermedad, postulados por dependencias y pacientes. En redes sociales llegó a surgir quien comenzara una iniciativa para llevar mariachi afuera de los hospitales, con resultados dudosos. Se les reconoció desde entonces y aún ahora, también se les agradece su dedicación.
No obstante, esta pandemia dejó al descubierto también, un problema que había permanecido latente y que hoy es tema central por su urgencia. En México, como en muchos países del mundo, existe un déficit de profesionales de la salud con respecto a la población nacional. De un total de 230 médicos por cada 100 mil habitantes que se recomienda a nivel internacional, antes de la pandemia había solo 119 y al día de hoy la cifra decreció a 107.2 por cada 100 mil personas, de acuerdo a datos expuestos por el secretario de salud Jorge Alcocer. De los motivos y razones importantes para que este personal desista de llegar a zonas de difícil acceso o de bajos recursos, destacan la inseguridad prevalente en algunos estados; sin embargo, el secretario también adujo a la falta de interés de los médicos por estar en lugares remotos del país.
Con todo lo anterior y ante una necesidad real por cubrir dichas vacantes, se optó por recurrir a especialistas cubanos, quienes ya en 2020 fueron necesitados para realizar su labor en la Ciudad de México. Entonces como ahora, se alzaron voces desde la oposición para protestar por su llegada, las más soeces para argumentar que se estaba apoyando así, a la “dictadura cubana” (https://aristeguinoticias.com/2009/mexico/julen-rementeria-denuncia-que-contratacion-de-medicos-cubanos-costo-255-millones-de-pesos/). Ante los hechos, este pasado lunes, una doctora llamada Ana Ceci, personalidad en el mundo de las redes sociales, aprovechó su proyección en ellas para rebatir al presidente López Obrador, su intención de contratar a médicos de la isla con la publicación de un video, argumentando que tiene “muchos amigos que quieren regresar a sus ciudades, a sus provincias, a ejercer, ¿dónde están las plazas?” [sic]. Después de que el comentario de la doctora se reprodujera de manera viral, publicó una segunda grabación donde manifiesta que a partir de su discurso, “surge muchísima controversia, muchísimo odio a los médicos y muchísimo odio a su persona”. [sic]
Las palabras expresadas por la galena, solo reflejan el desconocimiento de una realidad que viven cientos de comunidades indígenas, ubicadas en zonas de difícil acceso, ante la carencia de personal médico que han padecido por años. De igual manera, también refleja su escasa sensibilidad social y el nulo acercamiento con la gente más pobre, lo mismo que se puede decir de la oposición que hoy se “cuelga” de sus palabras, para exigir que se contraten a médicos mexicanos en lugar de cubanos, olvidando (tal vez de manera intencional) que esta carencia surgió bajo el manto de la desatención y el desmantelamiento del sector salud, ocurrido en los gobiernos de PRI y PAN, según palabras del subsecretario de salud Hugo López-Gatell. (https://youtu.be/TIpkrge0qV0).
Ahora que se desató el debate por la llegada del grupo de facultativos caribeños, ¿la mencionada médico y sus amigos se preguntarán si esta deficiencia y subsecuente crisis de salud se podía evitar, si la oposición hubiera hecho un mejor trabajo?, ¿se da cuenta que sus palabras ahondan en el discurso de discriminación, xenofobia y clasismo, promovido por el PAN? ¿Tendrá 200 mil amigos para cubrir todas las plazas que hacen falta en México en el campo de la medicina?
Es completamente equivocado pensar que el pueblo de México odia a quienes han considerado héroes durante toda la pandemia; resulta increíble creer que a políticos de la derecha mexicana, de súbito, les nazca amor por los profesionistas que ellos han hecho menos. Parece curioso que personajes como la protagonista de dichos videos, se deslinden reiteradamente de partidos políticos, a pesar de que se ha descubierto que sus conocidos, amigos y/o pariente (en este caso), son o han sido parte del problema en lugar de ser parte de la solución. Al final, los hechos dejarán ver quien habla con argumentos y quien lo hace por interés y conveniencia.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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