Ernesto Zedillo vuelve a las andadas, no contento con todo el daño que hizo al país durante su mandato, sigue molestando queriendo destruir el gobierno de izquierda que si ha ayudado al pueblo. Ya en su faceta de opinador de derecha sigue diciendo puras mentiras de las que vamos a hablar en este documento.
El paladín
Para el expresidente la democracia la inventó él, le debemos todas y todos los mexicanos que existiera en algún momento algo llamado democracia. Todas las medidas de su gobierno argumenta fueron en favor de construir un país democrático.
Sin duda Ernesto consume unos alucinógenos bien potentes. Entre sus medidas democráticas se encuentra destruir la Suprema Corte de Justicia de la Nación para poner de ministros a personas leales a él y que siempre estuvieron como poder judicial cercanos al poder ejecutivo como un apéndice de éste.
Otra medida democrática fue continuar privatizando todo. Los ferrocarriles se los dio a particulares, al igual que aeropuertos y las pensiones de las y los trabajadores. Quitarle bienes públicos al pueblo solo demuestra su enfoque neoliberal.
En ese sentido, al entrar en una crisis económica muy fuerte por culpa del capitalismo y de sus decisiones presidenciales, rescató a los banqueros. Sí, convirtió la deuda privada (que no debíamos) en deuda pública que seguimos pagando hoy. Un verdadero atraco a la democracia.
Estado policial
Otro aspecto importante de la democracia zedillista parte de su estrategia de seguridad. Se pone a criticar al actual gobierno Ernesto por llevar según su apreciación a un Estado policial ya que la Guardia Nacional y el Ejército están bajo el control del ejecutivo y del MORENA.
En qué pinche mundo vive y con qué perro cinismo dice eso. Además de que miente, la simple idea de que es un Estado policial y represor a diferencia de lo que era antes o de lo que era con él es ofensivo.
Si vamos a hablar de Estado policial y represor recordemos su gobierno, donde se dieron las masacres de Charco, Acteal, Aguas blancas, la militarización y ataque frontal al EZLN, las muertas de Juárez y un largo etc.
Todas esas acciones como parte de una política de gobierno represora contra todo quien opinara diferente a ellos. Esa era la democracia zedillista y el clima de seguridad.
Ernesto Zedillo regresa a tomar un lugar penoso. La memoria colectiva e histórica nos hace ver a un personaje triste, gris, corrupto y asesino. Que su opinión no vale la pena, pues solo miente y quiere volver al pasado donde la minoría rapaz hacía grandes negocios en detrimento de la mayoría de la población. Le avisamos que solo vino a hacer el ridículo.
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