Las calles de la Ciudad de México se llenaron de color, música y baile con la celebración del Segundo Carnaval de Carnavales, una festividad que reunió a 4,563 personas organizadas en 74 comparsas, incluyendo a 1,066 niños. La jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina, encabezó el evento y destacó la importancia de preservar y visibilizar esta manifestación cultural, reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la capital.
“Hoy los carnavales se convirtieron en Patrimonio Cultural de la Ciudad de México, Patrimonio Cultural Inmaterial; lo primero que hemos decidido hacer es visibilizarlos, que salgan de sus pueblos, de sus casas, de sus calles que los vieron nacer, que los vieron bailar, que los encontraron disfrazados, que se apoyan cotidianamente para que el día del carnaval de sus pueblos, puedan estrenar sus trajes”, expresó la mandataria.
Un festejo con raíces profundas
Esta festividad tiene una historia de resistencia y transformación. Los carnavales surgieron en los pueblos originarios de la ciudad y han persistido a lo largo de los siglos, a pesar de las prohibiciones impuestas en distintas épocas. Su origen está ligado a una crítica social hacia la élite burguesa, pero con el tiempo se consolidaron como un símbolo de identidad y orgullo cultural.
Brugada resaltó el papel fundamental de estos eventos en la vida de la ciudad:
“Y allí nacen estas expresiones culturales que llevan resistiendo décadas de años, cientos de años en esta ciudad y ya había comparsas, ya habían carnavales. (…) ¡Que vivan los carnavales! ¡Que vivan las comparsas! ¡Y que vivan todas las expresiones artísticas que vienen de los pueblos, barrios originarios de la Ciudad de México!”, exclamó.
De la declaratoria a la consolidación del carnaval
El Carnaval de Carnavales tuvo su primera edición en 2024, cuando la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México organizó el evento como parte de la Declaratoria de los Carnavales como Patrimonio Cultural Inmaterial. Este reconocimiento destaca su papel en la reconstrucción del tejido social y la conservación de las tradiciones de la ciudad.
En esta segunda edición, participaron comparsas de nueve alcaldías: Azcapotzalco, Gustavo A. Madero, Iztacalco, Iztapalapa, Magdalena Contreras, Tláhuac, Tlalpan, Venustiano Carranza y Xochimilco. La secretaria de Cultura, Ana Francis López Bayghet, resaltó la fusión de elementos tradicionales y religiosos en estas festividades:
“El carnaval tiene cientos de años de tradición y se ha ido alimentando y formando a partir de la fusión de fiestas tradicionales y fiestas religiosas. Les damos la más cordial bienvenida a todos los carnavaleros y carnavaleras que nos visitan y que van a desfilar hoy”, comentó.
Máscaras con historia y simbolismo
Uno de los elementos más distintivos del carnaval es el uso de máscaras con significado cultural y simbólico. La representante de las comparsas de Azcapotzalco explicó que su comunidad mantiene la tradición de utilizar máscaras de cera, algunas de las cuales representan al náhual de los españoles.
“Todavía nos seguimos burlando de los invasores españoles a través de este símbolo, que es la máscara con nariz de cerdo, y nosotras, las mujeres –en Azcapotzalco– portamos una máscara con rasgos femeninos, en contraposición a otras propuestas”, explicó.
La edición de este año reafirma la importancia del Carnaval de Carnavales en la Ciudad de México. Con cada comparsa, disfraz y danza, la ciudad celebra su historia, su cultura y la resistencia de sus tradiciones. Esta manifestación no solo es un evento festivo, sino también un legado vivo que fortalece la identidad de los barrios y pueblos originarios.
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