De las últimas semanas se han desprendido las paradojas más alucinantes en la vida política de esta nueva etapa de transformación.
Al parecer, los avances democráticos están siendo utilizados como plataforma para enaltecer y alejar hasta los olimpos de la vieja política burocrática e indolente las decisiones de una cúpula que está adoptando la vieja actitud priísta, la cuál a fuerza de un paternalismo autoritario nos recetaba un día sí y el otro también, cualquier nivel de cinismo vestido de un “tranquilos, nosotros sabemos por qué y como ustedes no, les toca resistir”, obligándonos (a quienes nos asumimos desde hace dos décadas al menos partidarios de una profunda regeneración que nos liberara de los corajes cotidianos de ser ignorados y pisoteados como pueblo, en aras de un muy llevado y traído “bien superior”) a tragarnos diariamente las decisiones arbitrarias que prometían ser “por nuestro bien” y jamás probaron serlo.
No debemos olvidar que con esta condescendencia exacerbada se nos recetó el aumento al IVA en sexenios priístas y panistas, la aprobación de impuestos abusivos alegando pandemias inexistentes (como el IDE de Calderón) así como atropellos constitucionales que de tan autoritarios, provocaron infartos sociales y físicos en quienes sentían la impotencia de ser aplastados por una minoría que había llegado a la representación popular de maneras poco claras y directamente para cumplir agendas ajenas al interés general.
De los aumentos a salarios y bonificaciones cínicas en cámaras de representantes, que nos limitábamos a escuchar con rabia en la radio, atorados en tráficos interminables de las ciudades del país, pasamos al ignominioso Pacto por México, que no fue sino la puesta en venta en primer lugar, de las voluntades legislativas que traicionaron a todas sus bases, simplemente seducidos por el negocio majadero que, tal como un sobrino imberbe con una idea estrambótica recién aprendida en una estafa piramidal, llega a embarcar a la familia y la gran mayoría acepta, cegados por la avaricia y la codicia que representa la promesa de enormes ganancias a futuro, sólo que en este caso, la estafa fue para un país entero y las ganancias, para aquellos que se asumieron dueños de lo que no era suyo, ni siquiera por derecho de nacionalidad, pues en el momento mismo de haber vendido la soberanía, debieron ser declarados traidores a la patria y exiliados, privados de sus derechos como mexicanos.
De esta manera, vimos encoger derechos laborales, reprimir protestas sociales como práctica común, extinguir compañías del estado que dejaron en la calle a decenas de miles de trabajadores sin indemnizaciones apegadas a la ley y en resumen, aplicar todas las instrucciones y exigencias de organismos internacionales a fin de congraciarse con ellos, dejando a los mexicanos de a pie, profesores, electricistas, automovilistas, y en general al pueblo, en la total orfandad por parte de aquellos que deberían haberle plantado cara al colonizador que no ha dejado de frotarse las manos pensando en el momento en que se abrieran las puertas de la enorme abundancia que los tesoros naturales y culturales de México tiene para ofrecer, para ser alienados por el mercado y convertidos en mercancías accesibles sólo a quienes tuvieran los recursos para obtenerlos, aún si esto atropellara derechos humanos.
No es necesario continuar enumerando la enorme lista de privatizaciones y desmantelamientos de los que fue víctima un país que parece fuente inagotable de riqueza y que no ha agotado sus recursos a pesar del saqueo impune al que fue sometido por aquellos que aseguraron bonanza no sólo para ellos sino para vastas generaciones por venir, sólo es necesario echar un vistazo a las señales que los actuales políticos están arrojando y que parecen poner en las narices de aquellos que les otorgamos un voto de confianza – que no un cheque en blanco – para saber si están o no realizando una labor honorable representando y defendiendo los intereses de las mayorías que les otorgaron el privilegio de dirigir sus destinos las pasadas elecciones.
Personajes como Ricardo Monreal y Adán Augusto López, parecen haber acrecentado un poder que a decir de los últimos acontecimientos, se revela como digno de películas clásicas como El Padrino, sumando a algunos de los personajes más oscuros e impresentables de la política pasada inmediata, quienes incluso calumniaron y atacaron arteramente a una de sus más fuertes candidatas, quien a su vez fue una de las funcionarias de la administración anterior con una posición clave y un papel encomiable, me refiero a los Yunes y Rocío Nahle, quien tuvo que soportar calumnias y campañas de acoso mediático y legal que expusieron de la manera más impúdica el lado más oscuro de la contienda electoral, que traspasó los límites de lo privado y lo familiar tratando desesperadamente de conservarse en una postura de fuero para eludir la acción de la justicia, que amenazaba con hacerse efectiva si la mafiosa familia Yunes perdía el estado de Veracruz, lo cual terminó pasando para beneplácito de la gente de ese gran estado.
No obstante, ante el escenario adverso para estos personajes que han sido ligados por testimonios y hasta fotografías con hechos delicados y laserantes para la sociedad, a sabiendas de que se preparaban órdenes de aprehensión y que sus procesos avanzaban, fueron cooptados y “convertidos” a una “fe” que hasta hace sólo meses repudiaban y atacaban con todos los recursos lícitos o ilícitos disponibles, dañando no sólo la reputación de una mujer clave para el gobierno de AMLO, sino todo el proceso electoral que finalmente resistió esos, sin embargo, se tomó la decisión de sumarlos a la votación para aprobar la reforma judicial, transformando su inminente procesamiento en vulnerabilidad suficiente para doblegarlos a la voluntad de un partido al que no sólo repudiaron, sino intentaron destruir a título político, personal y familiar.
Sin embargo y dejando de lado la tentación de advertir algún atisbo de “justicia poética”, a esta maniobra moral y éticamente dudosa la persigue una culpa histórica de la cuál MORENA no podrá librarse por años y tal vez a perpetuidad: el clamor de todas las víctimas directas e indirectas que la familia Yunes dejó como efectos colaterales de su comisión de delitos y omisiones en el desempeño de su servicio público y con esto, toda la justicia que ha sido cercenada de tajo bajo una visión inmediatista del poder al servicio del poder mismo, como deja patente la reciente incorporación de un señor Lavalle al gabinete de Layda Sanzores en Campeche, quien no es sólo señalado como partícipe en la trama de corrupción ligada a la reforma energética (que casi le cuesta la vida al entonces líder moral de la oposición AMLO) sino que lleva abierto un proceso en su contra debido al cual, debe portar un brazalete de localización por orden judicial.
Es sabido que ni en el PAN ni en el PRI y mucho menos en MC, descontando a los partidos rémora que se suman siempre al mejor postor con tal de sobrevivir, existe la más mínima voluntad de allegar justicia a quienes han sido agraviados por prácticas deshonestas que siempre son vistas como inofensivas, hasta que explosiones de gas revelan que hay cientos o miles de personas que apostaron el patrimonio de toda su vida en departamentos inexistentes jurídicamente como es el caso del cártel inmobiliario de la CDMX, o vendedores ambulantes que creyeron haber pactado con administraciones locales desleales, espacios ilegales de venta que deslucen y dañan el patrimonio cultural de lugares históricos, a cambio de cuotas abusivas que van a parar a dobles y triples contabilidades cuyos recursos malhabidos son utilizados para campañas electorales, después de haber llenado los bolsillos de políticos de todos los partidos, para ya no hablar de las pipas de agua que llevan lo mismo este vital recurso que los bolsillos llenos de los miles de pesos que cobran a vecinos necesitados del llenado de tinacos o cubetas para las más vitales labores del día y que parece ser incentivo suficiente para no resolver el problema de la falta de presión que lleve el vital líquido a las zonas más altas de la CDMX y a esta indolencia, a esta miserable actitud cínica de indiferencia, vemos sumar las prácticas mafiosas de un partido que ha colocado en posiciones de poder y cohersión de opositores (o lo que ellos llaman eufemísticamente “operación política”) a personajes indefendibles, creyendo que su actuar no acarrea víctimas y peor aún, que no les explotará en la cara.
El reloj sigue su curso y una nueva competencia parece haber hecho aparición en el escenario político y social del país:
El cinismo de un partido que está avanzando en su agenda por encima de cualquier parámetro moral, en aras de un paternalismo que amenaza con ser cada vez más autoritario, contra una sociedad que agota su paciencia y el capital político que le dio de manera absolutamente condicional, para ser representada y no atropellada bajo una condescendencia ofensiva que parecía haber sido superada, pero vemos lamentablemente resurgir.
DA CAPO
Todo parece indicar que a los más altos perfiles implicados en tramas de corrupción se les seguirá viendo como bisagras para acceder a acuerdos que sigan sosteniendo la narrativa “democrática” de un régimen que parece dispuesto a recetar medicinas tan amargas a su base, como ver a Yunes en fotos con la mismísima presidenta o a Lavalle en fotografías en las que el otrora implacable Fernández Noroña no tiene reparo en titular “no está solo”.
¿Seguiremos tragando a los Sergio Mayers o en un futuro a los Jorge Romeros, cuando la ley los alcance, aunque esto signifique seguir sacrificando a la sociedad y su añeja sed y hambre de justicia?, aunque de tanto estirar su tolerancia, tal vez se termine rompiendo, cuando ya no tenga nada que perder.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
Comentarios