Anuncia Trump en las más creíble y verosímil de sus peroratas histriónicas, que una de sus primeras órdenes ejecutivas consistirá en imponer un arancel del 25% a los productos de México hasta que se detenga el tráfico de fentanilo y la migración ilegal hacia los Estados Unidos. Y la respuesta del gobierno mexicano, lejos de arrodillarse, pedir perdón y suplicar clemencia, es responderle a Trump, a través de una carta que “No es con amenazas ni con aranceles como se va a atender el fenómeno migratorio ni el consumo de drogas en Estados Unidos”, pero que de ser esa la decisión del próximo presidente de nuestro vecino del norte, “a un arancel vendrá otro en respuesta”. De más está señalar que a la derecha nacional, a sus esbirros comentócratas y a la aspiracionista clase aspiracionista, esto la ha sacudido en lo más profundo de su superficial profundidad. Pareciera, y esto es más preocupante que la carta misma que redactó Claudia como respuesta a Trump, que nuestra presidenta no sabe —como si lo sabe y defiende nuestra opositora oposición— que ser presidente de México no es otra cosa que estar al frente de la Secretaría del Patio Trasero de los Estados Unidos de América.
Por si fuera poco, la presidenta Sheinbaum no sólo le recetó una sopa de su propio chocolate al amo y señor de nuestros destinos, al único que da y quita y que con el diablo se desquita, al presidente de presidentes, no, también pretendió decirle lo que debe hacer. Me explico, no sólo no se postró y postró al país enteró ante su alteza serenísima, sino que le corrigió la plana y le habló de tu a tu indicándole que si “un porcentaje de lo que Estados Unidos destina a la guerra se dedica a la construcción de la paz y el desarrollo, se estará atendiendo de fondo la movilidad de las personas”, y que la epidemia de fentanilo en los Estados Unidos “es un problema de consumo y de la salud pública de su país”. ¿Pueden imaginarlo? Lejos de responder con esa amable amabilidad arrastrada propia del servilismo que nace convencido de que todo lo que se arrastra tiende a subir, le plantó de frente que el tema de la drogadicción en Estados Unidos no es un tema que competa exclusivamente a México y que lo mejor sería cooperar para resolverlo, y que debería invertir menos en el rentable negocio de la guerra.
Pero Claudia no paró ahí, no sólo no se puso a temblar con el mensaje de Trump, no solo no se arrodillo ante él, no sólo no le dijo, no se preocupe o sacrosanto representante supremo del decadente imperialismo yankee, nosotros nos encargamos de todo aquello que usted ordene, no, no y más no, también le dijo que si no sabe no opine ¡Por vida de Dios! Tuvo el atrevimiento de evidenciar que Su Señoría Donald Trump miente o desconoce sobre el tema y le dejó saber que “de acuerdo con las cifras de la Patrulla Fronteriza y Aduanas de su país (CBP), los encuentros en la frontera entre México y los Estados Unidos se ha reducido en 75% de diciembre de 2023 a noviembre de 2024” y que “las Fuerzas Armadas Mexicanas y las Fiscalías han incautado toneladas de diferentes tipos de drogas, 10 mil 340 armas y detenido a 15 mil 640 personas por violencia relacionada con el tráfico de drogas.” Pero no sólo eso, también le dejó saber que “Se encuentra en proceso de aprobación en el Poder Legislativo de mi país una reforma constitucional para declarar delito grave sin derecho a fianza la producción, distribución y comercialización del fentanilo y otras drogas sintéticas”, lo que sólo puede leerse como un, revise sus fuentes y de este lado estamos haciendo lo que nos toca. ¿Quién se ha creído Claudia Sheinbaum? ¿La presidenta de un país libre y soberano? ¿La mandataria de un Estado que está trabajando en sus problemas? ¿La representante de un pueblo que no está conforme con ser el patio trasero del imperio? ¡El horror!
Entrados en gastos
Para rematarla, en el colmo del cinismo, la desvergüenza y la absoluta falta de gratitud, Claudia le regresó el mensaje al presidente de los Estados Unidos, diciéndole que él “debe estar al tanto también del tráfico ilegal de armas que llega a mi país desde los Estados Unidos, el 70% de las armas ilegales incautadas a delincuentes en México provienen de su país”, cosa que terminó de ofender a los muy sensibles aspirantes a conservadores en conservas, pertenecientes a las poco ilustradas clases aspiracionistas y privilegiadas de nuestro país, quienes inmediatamente espetaron a la presidenta —a pesar de aplaudir el reclamo trumpista de acabar con el tráfico de drogas y contener la migración que afecta a los Estados Unidos— que cómo se le ocurría demandarle al gobierno, del siempre bienintencionado Estados Unidos, ante el cual debemos estar sojuzgados, que resuelva algo que sucede en nuestro territorio y deberíamos resolver nosotros para controlar el trafico de armas ilegales, que resulta ridículo, que al hacerlo demuestra la debilidad del estado Mexicano que, como ya lo dije, entienden como la Secretaría del Patio Trasero de los Estados Unidos.
- Carlos Bortoni es escritor. Su última novela es Historia mínima del desempleo.
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