Sí, en México la libertad de expresión es tal, que hay quien se queja diciendo “¿Para esto pagamos impuestos?” Cuando toda la gente sabe que el citado debe varios miles de millones de pesos al fisco y que una de sus empresas estuvo robando a muchos el dinero de su Pensión del Bienestar, especialmente en lugares aislados, donde era muy difícil que la gente pudiera quejarse o tomar acciones legales. Con el tiempo se supo y no pudo seguir haciéndolo. Ahora las acciones de una de sus agencias de agiotismo o como él les llama, tiendas, esas que venden en interminables y agiotistas paguitos, se devalúan cada vez más y, hasta en la bolsa, se sospecha de informes financieros falsos. Sería interesante que sus clientes dejaran de pagar, digamos, por tres meses, a ver qué pasa.
Yo, pequeño mortal siempre asalariado, nunca he dejado de pagar impuestos y solamente una vez recibí una pingüe devolución. En verdad resulta muy ofensivo que ese evasor fiscal tenga el descaro de quejarse, cuando de muchas maneras vive robando, por un lado, a sus clientes con sus paguitos interminables y por otro, a sus trabajadores, a quienes explota sin el menor asomo de remordimiento.
El tema viene a cuento porque muchas voces hablan de que la recaudación no será suficiente ni siquiera para cubrir los montos de los Programas del Bienestar, incluso de aquellos que son ya un derecho constitucional. Hay indicios de que algo más o menos serio está ocurriendo porque a mucha gente le han estado llegando correos del SAT solicitando el cumplimiento de obligaciones fiscales de hace casi 5 años, aunque fueron tiempos de encierro y pandemia.
Es comprensible que se revisen las cuentas de los contribuyentes y se busque recuperar los recursos que se pueda. El límite tendría que ser a quién y en qué momento se supone que se generaron esos impuestos debidos a la actividad económica. Se sabe bien que el SAT es poco razonable, pero se requiere de sensibilidad política para evitar, con causantes menores, engrosar las filas de la oposición o generar una oposición más radical hacia la izquierda de lo que espera el régimen morenista.
Conozco a Pablo Gómez pues fue mi maestro en mis tiempos de estudiante en la Facultad de Economía de la UNAM, cuando la Economía Política era la columna vertebral de la carrera, por ello se que es íntegro y sólido, pero también se que es de lo más inclinado a la izquierda en la SHCP y que es un ser humano, muy humano.
Muchos datos de los indicadores económicos, más allá de los que arroja el mercado, se vislumbran mucho más positivos de lo esperado, a pesar de la influencia de Donald Trump, sus funcionarios y sus seguidores, que ha empezado a generar mucha inquietud en algunas autoridades mexicanas y por eso buscan aumentar la recaudación, así sea ahogando la economía de los contribuyentes más desafortunados y con menos recursos. La reacción de la gente puede resultar muy nociva para la 4T. Ojalá que las consideraciones de la SHCP hayan sido pensadas a fondo respecto de lo que puede provocar, y lo doloroso y contraproducente que puede resultar para México.
Es preocupante porque la propia derecha que no quiere pagar impuestos podría utilizar estas condiciones para buscar desprestigiar al gobierno de Claudia Sheinbaum frente al pueblo y así quitarle la fuerza que tiene para enfrentar los embates de los canadienses y de los grupos antimexicanos estadounidenses.
Está muy claro que los intereses de la derecha mexicana están perfectamente alineados con los intereses imperialistas del capital financiero transnacional, que es quien ha entregado el poder a los republicanos en el poder en Estado Unidos. Este ente financiero estaría igualmente contento con los demócratas, que son quienes han iniciado más conflictos bélicos en los que se involucra a su país, beneficiándose con la venta de armas y el control territorial estratégico en el planeta.
México no puede darse el lujo de volver a tener una presidencia débil o frágil, se deben encontrar más formas de obtener recursos fiscales, o al menos, tener la sensibilidad para evitar lesionar la economía de quienes ya la tienen lastimada, por el desempleo, la edad o cualquiera otra razón. Habrá que esperar lo mejor.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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