Palabras robadas
Eran nuestras palabras y ahora nos las están robando esos que se dicen libertarios y hablan de estar en la resistencia, esos que se hacen llamar sociedad civil, pero solo añoran sus privilegios. Esos que ahora son la oposición, palabra que solo les queda, porque se oponen a los cambios que benefician al pueblo. “¿El pueblo?”. Algunos de esos ladrones creen incluso que el pueblo no existe.
Hicimos nuestras las palabras de Andrés Manuel. Pero ellos lo tildaban de aldeano y estaban enojados porque un plebeyo andaba metido de presidente. Estaban y siguen enojados porque ahora es una mujer la mandataria, Claudia Sheinbaum, científica, madre, abuela y ama de casa.
Ellos y ellas en la única palabra que realmente creen es en la de dinero.
Decían que el Peje no sabía de historia y que solo decía frases que agarraba por ahí. Él todos los días nos daba lecciones, nomás que ellos no asistían a esas clases del turno matutino y salieron reprobados.
Ellos nos roban las palabras, pero en su caso encontraremos otras, palabras sueltas o frases que nos muestren el camino, como por el bien de todos, primero los pobres. Frases que ejemplifican, que develan lo que ahora somos: un país envidiable en el mundo… en el mundo pensante. De hecho, todavía nos quedan algunas: revolución de las conciencias, República amorosa, cambio verdadero… Pero lo importante es que, a diferencia de nuestros adversarios, nosotros sí pasamos de las palabras a los hechos.
Porque ellos y ellas, la reacción, lo que quieren es regresar a como dé lugar a sus puestos de lujo para acumular, para tener más, para seguir robando. Pero, bien decía el expresidente, “el pueblo no es tonto: tonto es aquel que piensa que el pueblo es tonto”.
Ahora tenemos las riendas en nuestras manos, ya que “el pueblo pone y el pueblo quita”, y ahora nadie podrá quitarnos lo que es nuestro.
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Una larga lista
En tu presidencia, los machuchones, como les llamabas, tuvieron que pagar impuestos, pues ya no hay condonación para ellos.
Por primera vez no se devaluó el peso.
Somos el segundo país del mundo con menos desempleo.
Recuperamos la participación del Estado en la electricidad.
Le devolvimos a los yaquis 50 mil hectáreas de tierra, y el Estado les pidió perdón.
Ahora tenemos las pensiones (adultos mayores, personas con discapacidad, niñas y niños hijos de madres trabajadoras).
Bajo tu liderazgo se triplicó el salario mínimo; con las becas, los niños y jóvenes se motivan para estudiar y se alejan de situaciones inconvenientes.
El Tren Maya recorre cinco estados del sureste y para su recorrido se construyeron seis hoteles en la zona maya y museos de sitio, pero ellos reprobaron historia.
Y el Transístmico va de un mar a otro mar, pero a ellos, los conservadores, les entra por un oído, el de Coatzacoalcos, y les sale por el otro, el de Salina Cruz.
Y ni hablar de la refinería de Dos Bocas, la compra de la refinería de Deer Park, además de dos coquizadoras funcionando.
Echaste a andar también otros trenes: el Tren Ligero de Guadalajara, el de Tlajomulco, el Insurgente (de Toluca a Santa Fe), por no hablar del Suburbano de Buenavista al AIFA, que pronto entrará en funciones.
Además de la construcción del AIFA y el Carrillo Puerto de Tulum, se rehabilitaron los aeropuertos de Tuxtla, Chetumal y Ciudad de México.
Pero ellos, los prianistas, quieren regresar a su época de oro, en la que no existen trenes y los aeropuertos se hunden en los lagos.
Le diste fin a la partida secreta del presidente y las pensiones a expresidentes.
Y ya no hay más concesiones mineras.
En el Corredor del Istmo de Tehuantepec están por iniciar diez parques industriales.
Están terminadas las presas El Zapotillo, en Jalisco; Santa María, en Sinaloa; Pilares, en Sonora, y Chihuero, en Michoacán. Además de las nuevas presas, hay represas, plantas de bombeo, tanques de almacenamiento, potabilizadoras y acueductos. Con la Cuarta Transformación, el agua es en realidad un derecho humano, no un negocio.
Se construyeron más distritos de riego que en todos los sexenios del periodo neoliberal.
Los caminos rurales construidos con apoyo del gobierno federal rebasan los 50.
Se ampliaron las carreteras federales en Veracruz, Tamaulipas, San Luis Potosí y Morelos. Se concluyó la autopista Oaxaca-Puerto Escondido y la de Mitla-Tehuantepec, en Oaxaca. La federación entregó las carreteras de Las Vigas a Cuajinicuilapa, en Guerrero, y el eje interoceánico Acayucan-La Ventosa, en el Istmo de Tehuantepec. Además, se ampliaron carreteras federales en el país y se terminaron puentes en Tabasco, Nayarit y Chiapas.
Hay más de 3 mil kilómetros de caminos artesanales construidos por mujeres y hombres de comunidades y pueblos de Oaxaca. Esta práctica se extendió por muchos otros estados de la República, por lo menos diez.
Se concluyeron más de 1 200 obras de infraestructura y espacios públicos en colonias populares y marginadas de 190 municipios del país.
El programa de reconstrucción por sismos de 2017 y 2018 rehabilitó y construyó 63 mil viviendas, 171 centros de salud, 5 472 escuelas y 2 972 templos, así como sitios de importancia cultural e histórica.
Ingenieros militares construyeron 2 750 sucursales del Banco del Bienestar hasta en los municipios más alejados.
La Agencia Nacional de Aduanas, recién creada, es un complejo administrativo y militar en Nuevo Laredo, Tamaulipas.
Se adelantó al pago de la deuda externa, con más de 4 mil millones de dólares.
Y mucho más, que no cabe en estas líneas, pero es bueno recordar los logros ante la mentira, el descrédito y la defenestración que aún proliferan.
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Andrés Manuel, dejaste una deuda estable a pesar de que todas estas obras prioritarias de infraestructura suman una inversión de cinco billones de pesos.
Y lo más importante: sacaste de la pobreza a nueve millones y medio de mexicanos y redujiste la desigualdad 20 veces.
Sea esta una humilde despedida para ti, nuestro expresidente, nuestro líder.
Solo decirte, por último, que estamos bien, que puedes estar tranquilo.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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