El senador del Grupo Plural, Gustavo Madero, pidió una disculpa pública a la ex presidenta del Senado, Mónica Fernández, tras la agresión física que sufrió la morenista durante la toma de protesta de Rosario Piedra Ibarra como titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
La legisladora de Morena reconoció como medida de satisfacción al conflicto la disculpa pública del senador Madero en la sesión del pleno, para después darse la mano, y se acercó a la secretaria del Movimiento de Regeneración Nacional, Citlalli Hernández.
Madero dijo que es preocupante el incremento de la violencia en México y en el mundo, por ello, “todos debemos contribuir a revertir esta lamentable dinámica, poniendo cada quien la parte que nos corresponda”.
“Con relación a los sucesos acontecidos en la sesión del pleno del Senado de la República el 12 de noviembre de 2019, quiero expresar que lamento, como desde el primer momento en que se dieron los hechos, el altercado que protagonizamos en la Tribuna. Nunca fue mi intención faltar al respeto a ninguna de mis compañeras senadoras o compañeros senadores y muchísimo menos agredir a la presidenta de la Mesa Directiva, a quien reconozco su compromiso con la no violencia y me solidarizo con su compromiso con la defensa de las mujeres contra todo tipo de agresión”, destacó.
Señaló que la violencia no es un rasgo que lo caracterice, por el contrario, “la deploro, como deploré la actitud que diversos senadores ejercieron en mi contra el día en que se presentó este hecho”.
Lamentó que estos hechos hayan hecho sentido agraviada a la entonces presidenta de la Mesa Directiva, “es en ese contexto que deseo extender a usted, Senadora Mónica Fernández Balboa una amplia y sincera disculpa, por lo que le expreso mi compromiso de no repetir esos comportamientos, procurando encontrar siempre la mejor forma de procesar, con el diálogo y el acuerdo, cualquier desavenencia que pudiera llegar a existir en el futuro”.
Fernández aceptó la disculpa y desde tribuna señaló que cuando decidió denunciar ante las autoridades los hechos “comprendí en carne propia, que la violencia continúa siendo uno de los principales obstáculos para el ejercicio de los derechos políticos de las mujeres”.
Indicó que “el aumento de nuestra participación y representación nos coloca en el foco de atención y muchas agresiones, menoscaban nuestros derechos o nuestra forma de ejercer de manera eficiente un cargo, o promueven la desconfianza hacia nuestras capacidades y posibilidades”.
Agregó que las agresiones físicas, como muchas otras violencias, “si no es que todas, se encuentra normalizada y por lo tanto no se ven y pueden constituir incluso prácticas tan comunes que no se cuestionan.
Por ello, resulta de suma importancia, que hoy se visibilicen las violencias que se ejercen contra de las mujeres en todas sus modalidades, pero también la posibilidad de recurrir a instancias legales que permitan el diálogo y la solución de controversias de una forma diferente, con respeto, comunicación y que no haya impunidad”.
La morenista puntualizó que es necesario lanzar un mensaje fuerte y claro, “hombres y mujeres, desde este Senado, de cero tolerancia a la violencia que se ejerce contra las mujeres y me permito hacer uso de la voz por muchas otras que ya no tienen posibilidad de hacerlo”
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