Este lunes, durante la primera “contramañanera” del Poder Judicial, magistrados y jueces intentaron minimizar las graves acusaciones de nepotismo que se han señalado en su contra. Encabezando la conferencia en el Edificio Revolución 1508, el magistrado Juan José Olvera López desestimó las denuncias, alegando que lo que realmente existe en la institución son “relaciones familiares” y no prácticas indebidas.
A pesar de que el evento tuvo un desarrollo accidentado, con pocos asistentes y problemas técnicos evidentes, Olvera López fue enfático al afirmar que el nepotismo es distinto a las “relaciones familiares”. Según su discurso, contratar a familiares en el Poder Judicial no debería considerarse un acto corrupto. “El nepotismo es un delito, y en los casos donde ha ocurrido, ha habido sanciones. Pero no debemos confundirlo con simples relaciones familiares”, defendió el magistrado.
Este intento por justificar lo injustificable no pasó desapercibido. A pesar de que se ha señalado públicamente que más del 50% de los empleados del Poder Judicial tienen algún familiar en la institución, Olvera insistió en que se trata de un “estudio malinterpretado” que hablaba de vínculos familiares y no de corrupción.
Nepotismo disfrazado de “tradición familiar”
Lo preocupante no es solo la negación de estas prácticas, sino la normalización que se intenta promover desde dentro. Durante la conferencia, la jueza federal Adriana Ortega Ortiz aceptó que el Poder Judicial tiene serios problemas, incluido el nepotismo, pero su intervención fue interrumpida rápidamente por Olvera López, quien volvió a tratar de desviar la atención con la misma narrativa: lo que ocurre dentro del Poder Judicial no es nepotismo, sino una cuestión de “relaciones familiares”, como si este eufemismo pudiera justificar lo injustificable.
Este mismo discurso ha sido repetido por otras figuras, como Patricia Aguayo, vocera de los trabajadores del Poder Judicial que actualmente se encuentran en paro. En una reciente entrevista, Aguayo afirmó que es “normal” que los hijos sigan los pasos de sus padres dentro de la institución, y minimizó las críticas diciendo que muchas familias se “forman” dentro del Poder Judicial.
Resulta evidente que los magistrados y jueces que se encuentran bajo la lupa están intentando lavarse las manos, disfrazando la corrupción con la excusa de que “la familia es primero”. ¿Desde cuándo contratar a familiares en puestos clave deja de ser un conflicto de interés solo porque es común en el gremio? Lo más preocupante es que, en lugar de aceptar y enfrentar este problema de frente, buscan imponer una narrativa que minimiza el nepotismo y lo pinta como una tradición familiar.
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