Las palabras de la senadora panista María de Jesús Díaz Marmolejo, La Chuya, fueron una profecía para la vida política de México. A partir de la amenaza de linchar a quienes votaran por la aprobación de la reforma al Poder Judicial, se desataron los demonios conservadores que una andanada de violencia organizada y extendida sin precedente en el país.
Paralelamente las derrotas de la derecha intensifican la violencia en el país. Los desastres continuarán y la violencia podría crecer si no se le detiene.
Nadie se sorprende al ver que los medios convencionales no sólo justifican las agresiones sino que las niegan en algunos casos y en otros las integran como parte de las libertades civiles de los mexicanos.
El desmoronamiento de la oposición y la urgencia por rescatar privilegios muestran el desdén por la mayoría de la población y hace evidente el choque con la historia contemporánea de tal suerte que cada día es más difícil ganarle a Morena en las elecciones. Sería más factible que un nuevo partido de oposición surja de las propias bases morenistas que esperar a que algunos de los tres partidos de oposición actuales puedan ser competitivos en las elecciones de los próximos años.
Pero la aristocracia mexicana no puede espera ni la escisión de Morena ni la reconstrucción de la oposición y su único camino es el golpe de Estado y para lograr. lo debe crear grupos de derecha que puedan atraer reflectores, al mismo tiempo que desgasta la imagen del gobierno por iniciar.
El ensayo general del golpe llevado a cabo en la toma del Senado el día que se votaría para aprobar la reforma al Poder Judicial, donde además de los hijos de políticos del PRI y del PAN, de primer nivel, se mostró un grupo al que debe ponerse mucha atención, los jóvenes coordinados por José Mario de la Garza, quien se presenta como líder estudiantil, desenmascarado como hijo de José Mario de la Garza Marroquín, como aglutinador de estudiantes de universidades privadas, como el ITAM y el Tec de Monterrey, y entrenador de grupos de choque.
La embestida de universidades privadas es cada vez más intensa, por ejemplo, veremos qué pasa con esa lamentable agresión, si el Tec de Monterrey no despide al agresor de Gerardo Fernández Noroña, de su cátedra es que está de acuerdo con esa política violenta y golpista, formando parte de estas acciones violentas con los representantes populares.
José Mario de la Garza es un litigante permanente contra el gobierno, igual que el bufete Basham, donde trabaja el agresor de Gerardo Fernández Noroña. De la Garza forma parte del Consejo Nacional de Litigio Estratégico, bisagra del PRI, PAN y PRD en las pasadas elecciones, bajo el mando de Claudio X. González.
José Mario de la Garza Marroquí no es un líder; es una pieza más en el proyecto de golpe de Estado. Convoca a través de las redes a estudiantes de universidades privadas para que se unan a su organización a través de los correos de fundaciones como las de Claudio X. González, entre otras del mismo dueño.
La conformación de grupos de estudiantes de derecha recuerda a agrupaciones de triste historia e intensa violencia como fue el MURO, Movimiento Universitario de Renovadora Orientación, entre cuyos objetivos estaba “combatir la intromisión comunista en la UNAM, coadyuvar a la dignificación del ambiente universitario y defender los valores trascendentales de nuestra máxima casa de estudios”. El FUA, Frente Universitario Anticomunista de Puebla, fundado en 1955, que llegaron al asesinato y agresiones que llevaron a muchos estudiantes al hospital.
La agrupación de Garza Marroquín tiene similitudes a grupos fascistas por su corte conservador, que recuerdan las acciones de los Osos Grises, por su esquema de operación, creada en Turquía en 1968, que opera en varios países contra el comunismo y en defensa de la ultraderecha, impulsores de golpes de Estado, homicidios, sabotajes. A esta organización pertenecía Ali Agca, quien intentara asesinar al Papa Juan Pablo II, en 1981.
A diferencia del MURO o el FUA, que combatía actividades, movimientos líderes o grupos progresistas, la de De la Garza Marroquín, crea los conflictos, los magnifica, mantiene buenas relaciones con los medios convencionales y convierte sus actividades en parte de la oposición
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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