El periodista guatemalteco Ángel Steve Alemán fue asesinado en la colonia Santa Fe, zona 13, de la Ciudad de Guatemala, según reportes oficiales. Sin embargo, el periodista mexicano Alberto Escorcia desató una ola de confusión y desinformación al afirmar que el asesinato ocurrió en México. Esta errónea publicación no solo muestra una clara falta de rigor informativo, sino que también refleja cómo ciertos comunicadores conservadores buscan politizar tragedias para desprestigiar al gobierno de la 4T, liderado por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Escorcia, quiense une alos comunicadores de la derecha en la campaña de mentiras, publicó en redes sociales que otro periodista había sido asesinado en México, cuando, en realidad, los hechos ocurrieron en Guatemala. La captura que circula en redes sociales es prueba evidente de una grave falla de lectura o, peor aún, un insultante intento de manipulación mediática. Con la información clara y disponible, la desinformación resulta inexcusable.
El caso de Ángel Steve Alemán
De acuerdo con los informes de la Policía Nacional Civil (PNC), el periodista Ángel Steve Alemán, que también trabajaba como taxista de aplicación para obtener ingresos extras, fue asesinado cuando se resistió a un intento de asalto en la colonia Santa Fe, zona 13 de la capital guatemalteca. Alemán fue atacado tras dejar a un cliente en la zona, donde sujetos armados lo interceptaron y, al negarse a entregar sus pertenencias, fue baleado.
Su cuerpo fue encontrado dentro de su vehículo gris, donde finalmente perdió la vida. Las autoridades guatemaltecas, específicamente el Ministerio Público (MP), serán responsables de continuar con la investigación y aclarar los detalles exactos del trágico suceso.
¿Error o manipulación?
El caso de Escorcia plantea preguntas sobre la ética periodística y el rigor informativo de algunos comunicadores que, con agendas claras, buscan manchar la gestión de la 4T a cualquier costo. Este tipo de errores o manipulaciones no solo desacreditan la profesión periodística, sino que también faltan al respeto a la memoria de las víctimas, en este caso, un comunicador asesinado, como Alemán, que merecía ser recordado y honrado sin distorsiones.
La publicación errónea de Escorcia no solo desinforma al público, sino que también contribuye a la polarización de temas delicados, como los asesinatos de periodistas, que no deberían ser utilizados para juegos políticos o agendas ideológicas. Ya sea un fallo en la lectura de los hechos o una clara intención de manipulación, Escorcia ha demostrado una falta de profesionalismo que pone en entredicho su compromiso con la verdad.
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