El fin de este sexenio no pudo tener mejor marco que el grito de independencia por el 214 aniversario de nuestra justa independiente, con un López Obrador aclamado hasta el cansancio por decenas de miles de personas que nos dimos cita en la plancha del zócalo capitalino. AMLO cierra un ciclo y con él también se cierra el ciclo de muchos luchadores sociales que vieron materializadas sus esperanzas y anhelos de tener un país distinto en el que se demostrara que lo único que se necesitaba en este país era voluntad política y temple de acero para no sucumbir ante los poderosos. Eso hizo López Obrador, demostrar que era posible desafiar a las élites si se contaba con el respaldo del pueblo; el mismo respaldo que se hizo latente este domingo en el que la banda, con mucha nostalgia y con muestras de gratitud, despedía al hombre que, quieran o no (ya sean seguidores o adversarios), transformó la actividad política del país dando un giro radical que le significó lo altos niveles de aprobación, al mismo tiempo que desenmascaró ante la opinión pública a los farsantes que gobernaron la nación desde hace décadas.
Andrés pasa desde inicios de su sexenio a ocupar un lugar significativo en la historia, pero no se despide solo, con él también se despiden otros personajes (la mayoría de ellos anónimos) que llevan años luchando por la democracia desde distintos ámbitos como el movimiento indígena, campesino, ambiental, cultural, etc. Camaradas que salían a las calles sin afán de ocupar un cargo público o ganar reconocimientos, sino comprometidos con las causas. Esos compañeros sin duda, también vieron con este gobierno la culminación de su lucha pues por fin quedaron asentadas las bases de lo que buscaban transformar y, al igual que AMLO, hoy pueden sentir satisfacción porque su lucha no fue en vano. Por supuesto que no quiere decir que dejen de haber pendientes y menos en un país que era atracado cada sexenio, ya que siguen existiendo deudas y no son pocas, solo que ahora, gracias a este gobierno, gracias a Andrés, el camino para resolverlas tiende a alejarse de la mancha de la corrupción, de la insolencia y de la indiferencia.
Como a muchos mexicanos me llena de nostalgia despedir al compañero Andrés, al Licenciado, al líder, al luchador social, al amigo que plagado de contradicciones (sin que estas puedan leerse en sentido peyorativo), se aferró a una lucha que vale la pena documentar como fenómeno social por la trascendencia que tuvo más allá de nuestras fronteras. Pero también me llena de nostalgia al recordar a muchas compañeras y compañeros de una lista tan larga como interminable que fueron parte del movimiento y que su ausencia física no les permite celebrar estos momentos.
Creo que así es como se debe entender lo que se vive como momento histórico, no es la figura de un solo hombre, sino el movimiento en sí lo que debe analizarse pues hasta el día de hoy en las calles, es la gente la que se expresa muy a pesar del menosprecio de una minoría, esa misma gente que le otorgó al tabasqueño el poder de dirigir sus destinos. Así que el agradecimiento efectivamente es a Andrés y a 65 millones de mexicanos que ahí están, tan dispuestos a seguir respaldando al movimiento como preparados para exigir rectitud a los responsables de esta nueva etapa.
Hasta pronto Andrés, es hora de descansar placenteramente y disfrutar la lluvia y el sol, la familia y los bellos atardeceres del sureste con un pozol y sin duda preguntarle como Pellicer al trópico ¿para qué te dio las manos llenas de color? Hasta pronto hermanos, amigos de lucha también, sepan que nadie se olvidó de ustedes, se les reconoce con un lindo y combativo recuerdo. A ustedes y a Andrés Manuel López Obrador nos resta decirles con mucho orgullo ¡gracias! pues de cara a la historia cumplieron, vaya que cumplieron.
¡Es un honor estar con Obrador!
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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