Antes de iniciar con el tema que voy a abordar hoy, quisiera dedicar unas líneas en honor a Francisco Javier Piña Flores, mi tío paterno, quien lamentablemente falleció el pasado 9 de septiembre. Era una persona amorosa, alegre y juguetona, aunque algunos podrían describirlo también como travieso. Siempre te recibía con una sonrisa y un consejo. Prueba de su gran calidad humana son sus tres hijos y esposa, quienes son igualmente personas amorosas y que velan por el bienestar de su familia, incluyendo primos, tíos y sobrinos. Sin más, espero que encuentren pronta resignación y que puedan superar este dolor que les aqueja.
Hoy se conmemora un año más del inicio de la Independencia de México, el periodo histórico más importante de nuestro país. Sin embargo, a diferencia de muchos otros años, este se siente un ambiente de alegría combinado con tristeza y melancolía.
Esta será la última celebración de independencia en la que el Presidente Andrés Manuel López Obrador tendrá el liderazgo de la festividad. Sin duda, es un momento histórico de alegría y celebración, ya que hay muchas razones para sentirse orgullosos de vivir en esta época.
Por un lado, el mandato del Presidente López Obrador ha defendido como pocos el orgullo de ser mexicanos. Ha levantado la voz cuando ha sido necesario, sin importar a quién se enfrente, incluso a Estados Unidos. Exigió de manera legal que se condenara el asalto a la embajada mexicana en Ecuador y rompió relaciones con regímenes autoritarios como el de Dina Boluarte.
Durante su gobierno, se interpuso una demanda contra las armerías norteamericanas, principales responsables de la violencia en nuestro país debido al tráfico de armas. Se logró la compra de una refinería para Pemex en Estados Unidos, y ahora incluso los norteamericanos cruzan la frontera para cargar combustible en México. Además, se recuperó la soberanía eléctrica con la nacionalización de una planta de producción al servicio de la CFE.
A pesar de que el titular del Ejecutivo no haya asistido a cumbres internacionales fuera del país, su voz resuena con fuerza en todo el mundo.
Es importante también destacar el impacto de las políticas internas que han buscado fortalecer la identidad nacional. El gobierno de López Obrador ha promovido una narrativa de orgullo nacional que ha rescatado elementos de nuestra historia y cultura que habían sido relegados, como olvidar su solicitud de perdón al reinado español por las barbaries cometidas en la conquista. Además mucho ha ayudado la difusión de nuestras tradiciones hasta la celebración de figuras históricas mexicanas, se ha trabajado por reconstruir una imagen positiva de México tanto a nivel nacional como internacional.
Sin embargo, la presidencia de López Obrador no ha estado exenta de críticas. Algunos cuestionan el enfoque de su política exterior y la relación con ciertos aliados internacionales, así como el impacto de sus decisiones en el ámbito económico. A pesar de ello, el sentimiento de orgullo nacional parece haber ganado terreno en la opinión pública, marcando un contraste notable con épocas anteriores.
En conclusión, la presidencia de Andrés Manuel López Obrador ha dejado una marca indeleble en el orgullo nacional de México. Si bien su mandato está por concluir, los legados de sus políticas y su enfoque en la dignidad y la identidad del país seguirán siendo temas de conversación y análisis en los años venideros. En esta celebración de independencia, reflexionamos sobre los logros y desafíos del presente, con la esperanza de que el futuro continúe construyendo sobre los cimientos de una nación que, cada vez más, se siente orgullosa de su historia y sus logros.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
Comentarios