A unos meses de la elección federal del 2 de junio, los conflictos políticos y la presión mediática parecen no tener fin. En todo argumento del movimiento de izquierda en México, escuchamos constantemente la frase “poner fin a la era neoliberal”, una expresión que ha ofendido tanto al conservadurismo como al sector empresarial en México y Estados Unidos.
Pero, ¿qué es la era neoliberal? Para las y los jóvenes nacidos entre 1986 y 2010, este puede parecer un argumento falaz o aburrido debido a su constante repetición. Sin embargo, es crucial entender los cambios que nuestro país sufrió desde la década de los 80, cambios que a primera vista pueden parecer difíciles de creer.
Primero, debemos entender qué es el neoliberalismo y por qué fue tan atractivo para los gobernantes del país. Se estima que esta era comenzó con la llegada del expresidente Miguel de la Madrid en 1982, quien inició este proceso.
Cuando de la Madrid asumió el poder, el gobierno controlaba y era propietario de todo el sistema de producción de nuestro país. Lo que se construía o producía en México se vendía en México. Grandes empresas mexicanas se hicieron de gran poder, pero siempre querían más.
Imaginemos que nos encontramos en un partido de futbol y para ponerlo más interesante estamos viendo el clásico nacional, América vs Guadalajara, pero con la novedad de que no habrá arbitro y todo el partido transcurrirá sin reglas impuestas y se espera que los 22 jugadores compitan por si solos garantizando un juego justo y eficiente ¿Creen que podría pasar?
Eso es exactamente lo que ocurrió en nuestro país: el gobierno dejó de controlar sectores clave de la economía, como ferrocarriles, tierras, aeronáutica, mares, bancos, electricidad y combustibles. Las empresas comenzaron a dominar estos sectores, buscando únicamente su propio beneficio. Esta situación dañó a los trabajadores y promovió la idea de que las personas son pobres por falta de esfuerzo, mientras que los dueños de las empresas rara vez trabajan más de 12 horas diarias.
Por eso, después de la elección del 2 de junio, México está a punto de vivir un momento histórico, no solo por la llegada de una mujer a la Presidencia, sino por el posible fin de la era neoliberal en nuestro país.
El inicio del segundo piso de la Cuarta Transformación no es solo una declaración; Andrés Manuel López Obrador ha comenzado la primera etapa del final del neoliberalismo. Recuperó para México el control de más de la mitad de la producción de electricidad, adquirió una aerolínea, recuperó los ferrocarriles y hasta implementó un banco estatal: el Banco del Bienestar. Estas acciones han permitido mejorar la calidad de vida de las personas.
Con el segundo piso de la Cuarta Transformación, se busca establecer pensiones solidarias, para que los trabajadores puedan tener un retiro digno con el 100% de su último salario. También se impulsa la reducción de horas y semanas laboradas para la jubilación, y se promueve un verdadero Estado democrático donde el pueblo tenga el poder de elegir y juzgar a sus gobernantes. Esta transformación está tocando nervios sensibles en los sectores más beneficiados por el neoliberalismo: empresarios y extranjeros.
En resumen, el fin de la era neoliberal no solo es una promesa política, sino una necesidad histórica para construir un México más justo y equitativo. La Cuarta Transformación no es solo un cambio de administración, sino un cambio de paradigma que busca devolver al pueblo el control sobre su propio destino. En este nuevo capítulo, el verdadero desafío será garantizar que los avances logrados no solo perduren, sino que continúen beneficiando a las generaciones futuras. La historia juzgará si este esfuerzo resultó en una verdadera revolución o si quedó en el intento.
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