Nos acercamos al final del sexenio y la infinitamente heroica oposición no ceja en el estoico esfuerzo de denostar las “mañaneras” del presidente López Obrador. Fieles al principio presuntamente einsteiniano que reza que, si buscas resultados distintos, debes hacer siempre lo mismo, o algo parecido, insisten en insistir insistentemente en despreciar el ejercicio matutino del obradorato. Desprecio enfocado en la recuperación de la potestad exclusiva del discurso público, la palabra y el dictado de la agenda nacional. Desprecio enfocado en aniquilar las ideas fijas y encumbrar ideas guangas, huecas, vacías, que puedan llenarse del contenido necesario en el momento necesario… ideas con las que los mandatarios puedan llenarse la boca diciendo nada y justificando todo.
El llamado “humanismo mexicano”, ese modelo de gobierno de la cuatrera y cuatrotera cuarta transformación, es muestra de esas ideas fijas y de ese desprecio que la privilegiada clase privilegiada siente por las ideas fijas sobre las cuales no tiene control. La oposición echaleganista bien dice cuando dice que ni siquiera son ideas, “que más bien son emociones”. Emociones fijas que fijan ideas en el discurso obradorista y que esconden, detrás del orgullo por el pasado mexicano, detrás de la convicción de que lo bueno de México no llegó con los europeos, sino de 3 mil años de “culturas originarias”, detrás de la satisfacción de creer en la grandeza cultural milenaria y la excepcionalidad y fecunda historia política de este país; un perverso interés por el bienestar común en contra del crecimiento infinito de quienes sintiéndose dueños del país deben ser reconocidos como tales ¡Cuan diferente sería contar con un presidente estoico que contra viento y marea afirmara que la corrupción “es una debilidad de orden cultural”!
¡Un presidente que despreciara la historia de la construcción identitaria de nuestro país y celebrara el colonialismo europeo como ese hermoso y desinteresado proceso que permitió, a estas tierras profanas en las que vivimos, y a sus habitantes, ser evangelizados y civilizados! Pero no, tenemos un presidente que celebra el pasado mesoamericano ꟷ¡ni siquiera lo llama prehispánico!ꟷ y la construcción independentista de una identidad que dio la espalda a la herencia española de colonia sometida.
Sin embargo, bueno sería que esas ideas fijas se redujeran a un entendimiento jipiteca de la grandeza mesoamericana y a un fervor nacionalista de ese constructo heterogéneo que llamamos mexicanidad. No, lamentablemente estas ideas fijas que con sabia sabiduría desprecia nuestra opositora oposición, van más allá y proponen una nueva política económica, moral y social que “consiste en fomentar el progreso con justicia”, buscan la distribución equitativa del ingreso y la riqueza y que la gente pueda vivir “feliz y libre de miserias y temores.” Y en ese sentido, este gobierno puso todo su empeño, todo lo fijo de sus ideas fijas en incrementar el salario mínimo significativamente. Y lo hizo de forma tan fija y obstinada que, al incrementarlo, incrementó también el consumo y la inversión ¡Háganme el favor! ¡Lo importante es el crecimiento macroeconomico que no es otra cosa que el crecimiento de los menos afectando a los más, el crecimiento de quienes nacieron para crecer y el estancamiento ꟷcuando no la pauperizaciónꟷ de quienes nacieron para vivir a duras penas, para sobrevivir, para malvivir. Esas son las ideas fijas que hacen daño a nuestro país que no es otra cosa que el país de los privilegiados, ideas que reducen la enorme rebanada del pastel que a diario se sirven del mercado mexicano, a una rebanada no tan enorme, ideas que deberían ser guangas y ajustarse a las necesitadas necesidades de preservar una sociedad desigual que permita a algunos ver menos a la mayoría.
Entrados en gastos
En este sentido, en el sentido de lo fijo de las ideas fijas y lo perniciosas que resultan para el saqueo de nuestro país, sus recursos y su gente, preocupa al honorable y siempre modesto Consejo Coordinador Empresarial la iniciativa de prisión preventiva por evasión fiscal. Iniciativa que desincentiva las inversiones ¡¿Quién va a querer invertir si no puede evadir al fisco?! ¿Cuál es el atractivo si no es posible ocultar bienes o ingresos con el objetivo de pagar menos impuestos? Un gobierno de ideas guangas sería capaz de conciliar significantes vacíos con los intereses de la iniciativa privada para dar atole con el dedo a la gente mientras se garantiza que lo único sea el cambio, el cambio de un entorno en constante precarización, el cambio de barrios y ciudades a través de la gentrificación, el cambio de la constante perdida de identidad en aras de la libre explotación del libre mercado.
- Carlos Bortoni es escritor. Su última novela es Historia mínima del desempleo.
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