La pobreza en Argentina está en todos lados: en las calles, los hogares, supermercados, fábricas, tiendas, hospitales y escuelas. Bajo el gobierno de Javier Milei, las cifras lo confirman: la clase media está desapareciendo y la pobreza domina.
Según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), levantada por CELAG DATA, del primer trimestre de 2024, el ingreso promedio ya no refleja la realidad social. La distribución desigual hace que la media no sea un indicador fiable. En su lugar, la mediana ofrece una visión más precisa: el 50% de los hogares argentinos tienen un ingreso mensual per cápita menor a $198.000.
Esto significa que la mitad de la población vive en condiciones de pobreza. Pero hay más. El 55% de los hogares argentinos son pobres, según el cálculo basado en la canasta básica total (CBT). Sin embargo, este número no captura la realidad completa. Muchas familias viven apenas por encima del umbral de pobreza, con ingresos ligeramente superiores a la CBT. Estas familias, que representan el 18,3% de la población, se encuentran en una situación vulnerable, sin alcanzar la clase media.
Sumando los pobres y los ‘casi pobres’, se llega a un preocupante 73,3% de la población. Tres cuartas partes de la sociedad argentina viven en condiciones precarias, a pesar de que aún se hable de un país de clase media.
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