Mario Marín, exgobernador de Puebla y conocido como el “góber precioso”, fue liberado este sábado por decisión de la jueza Angélica del Carmen Ortuño, quien le impuso una multa de 100 mil pesos. Marín había sido acusado del delito de tortura en contra de la periodista Lydia Cacho, y su liberación ha generado una fuerte reacción por parte de la afectada y en redes sociales.
Lydia Cacho, quien ha denunciado públicamente el caso desde el inicio, expresó su indignación en su cuenta de X. Criticó la decisión de la jueza y señaló que, tras 15 años de esfuerzos, incluyendo la intervención de la Interpol, el proceso judicial ha sido desechado, dejando impune a Marín. Cacho también destacó la necesidad de que el exgobernador porte un brazalete electrónico si se le concede la libertad, para evitar riesgos adicionales.
La liberación de Marín ocurre en un momento crucial del juicio, cuando se esperaba una sentencia firme por el delito de tortura. La periodista subrayó que la decisión de la jueza refleja el poder que aún ostenta Marín dentro del sistema judicial mexicano. Este caso ha sido un referente en la lucha por la justicia y los derechos humanos en México, poniendo en evidencia las complejidades y desafíos del sistema judicial.
Marín había sido arrestado en febrero del año pasado en Acapulco, Guerrero, tras una orden de aprehensión emitida por el Primer Tribunal Unitario en Quintana Roo. La acusación de tortura contra Lydia Cacho había llevado incluso a la emisión de una ficha roja por parte de la Interpol en 2019, para su captura en más de 190 países.
A pesar de los años de lucha legal y las pruebas presentadas, la liberación de Mario Marín marca un giro inesperado en el caso, subrayando la influencia y protección que algunos exfuncionarios aún pueden tener dentro del sistema judicial mexicano.
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