Ya vimos el cadáver putrefacto del PRD, que un día fue nuestra esperanza, pero que fue asesinado sin piedad, primero por la formación de tribus y grupos que lo disgregaron y después por “Los Chuchos”.
Los crímenes políticos de esa extensión tendrían que castigarse penalmente, porque moralmente es poca la pena.
La agonía del PRI y la muy cercana del PAN, son producto de su postura y de la incapacidad de la derecha de dejar de ser individualista y de entender que la mentira en la que viven los está destruyendo para bien del Pueblo.
Algunos de estos, dirigidos desde allende el mar y más allá del Río Bravo, quieren crear un nuevo bastión derechista, en lo que a otros les encomendaron usar sus dotes de comediante barato para infiltrar a la única organización política que parece de izquierda.
Lo que en realidad conviene hacer, es iniciar la creación de una fuerza política con verdadera convicción de izquierda, más radical y que se torne en oposición seria, con un programa de acción que movilice al proletariado a ganar posiciones frente al capitalismo explotador por una vía pacífica y de participación constante; la conciencia en acción. Poner a MORENA a la derecha del espectro, porque para allá va, y situarse muy a la izquierda para avanzar.
Esa debe ser la oposición, no los machistas paniaguados (como les dice el compañero Fernández Noroña) o sus gritonas insulsas como la Téllez y la Rabadán, que opacan al dignísimo Feminismo Mexicano y se vuelven contra la dignidad de ser mujeres en lucha.
La oposición no puede ser conservadora, porque representa un retroceso gigantesco y una simulación indigna. La oposición tiene que ser de izquierda mucho más radical que Claudia y cercana a Clara y hay que construirla o transformar a MORENA.
Tener un grupo de empresarios como consejeros presidenciales, no es cosa menor, porque ahí no hay consejeros proletarios. Está claro que Claudia tendría que ser la abanderada del proletariado, el que tendrá que levantarse organizado para evitar retrocesos y lograr avanzar más lejos con la fuerza de la conciencia de clase y la movilización, siendo capaz de neutralizar cada acción que pretenda favorecer a la patronal o al capital financiero que se ha enseñoreado en México y es el instrumento más fuerte de la explotación del trabajo asalariado. Los bancos son como gigantescas tiendas de ralla que se adueñan del salario porque a nadie ya le pagan en efectivo, sino en tarjetas bancarias que manejan el salario a su antojo y sin ningún respeto por las leyes y la dignidad de las personas.
Los instrumentos del capital para adueñarse del producto del trabajo son cada vez más visibles y solamente la organización y la movilización proletaria pueden obligar al estado a frenar a estos individuos.
La oposición tiene que ser proletaria y revolucionaria, de izquierda más radical que Claudia y no de derecha. La izquierda no es capitalista buena ondita, es radical porque tiene conciencia de clase y no acepta seguir siendo explotada por el capital.
Decía una barda en Jardín Balbuena, “Escampen, el letargo debe terminar.” Nunca leí esta arenga en otro lado. Una barda puede ser inspiradora. Quién sabe dónde está el poeta que puede develarnos la verdad y hacer mella en la conciencia para avanzar más y más rápido. Hay que buscarlo en nuestro interior.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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