En la opinión pública resuenan las frases: “la oposición no ha entendido los tiempos que vivimos”, “la derecha no entiende, que no entiende”, “la élite mexicana no ha entendido el movimiento social que se ha creado”; sin embargo, a mi parecer “entender” queda corto. Si hay algo que el PRIAN, sus intelectuales y la élite mexicana no han hecho, mas allá de entender o no, es respetar el sentir y la voz del pueblo. Por ello, al voto masivo por un proyecto de nación, Plan C; y con ello, el cheque en blanco que se entregó a Claudia Sheinbaum es tachado de antidemocrático e ilegal.
Así pues, la advertencia de una autocracia popular es ya una narrativa en los medios de comunicación. En una columna de Silva Herzog se lee que el régimen mencionado (autocracia popular), se trata de “un gobierno con respaldo electoral que ha perdido equilibrios y se propone explícitamente terminar de liquidar los que subsisten”. Evidentemente, para los detractores de la 4T el autoritarismo se aproxima. Aquí señalar que apelar a la desinformación de las Reformas que propone el Plan C es perjudicar al debate público y la democracia. En un ejemplo, a pesar de lo que se dice en los medios de comunicación sobre la Reforma al Poder Judicial: que es “darle más poder al Ejecutivo”, esta en realidad debilita al sistema presidencialista de México. El asunto es continuar abriendo el debate público en torno a estas reformas en lugar de cerrarlo por sesgos ideológicos.
Por otra parte, personajes como Denisse Dresser y los de su misma línea, hablan del fin de la democracia. Antes de continuar vale la pena hacer memoria histórica. En 2012 el llamado Pacto por México aglutinó a legisladores del PRIANRD con el propósito de continuar con la privatización y entrega de recursos naturales y sectores estratégicos del país a transnacionales. Y es que si de algo se trató el neoliberalismo mexicano fue de un claro <<pacto>> entre los poderes de la nación. Qué contrapesos ni que nada.
En este sentido, el Plan C se presentó públicamente ante el pueblo mexicano como lo que es, un proyecto de nación, y además como propuesta de campaña. Mientras que en 2012 se disfrazó al Pacto por México, y los moches a los (ex) legisladores como Ricardo Anaya, son una prueba del vil engaño y simulación de los contrapesos del poder, que dicha división de poderes, ahora pregonan terminó con Morena y su mayoría calificada en el Congreso.
En fin, no es autoritarismo, no es dictadura, ¡no es ilegal! El pueblo votó por el Plan C, ¿Qué cosa más democrática hay que la suma de voluntades para el bien común del que hablaba Rousseau, la voluntad popular?
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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