La ilusión tramposa con la que los políticos de derecha quieren engañar al pueblo que consiste en que no importa a qué partido pertenecen, es desde mi punto de vista de las más representativas de esa ideología retrógrada y voraz.
Por supuesto que importa y es determinante a qué partido está afiliado un político que llega a ser candidato o candidata. En las campañas por ejemplo, esos personajes prometen el cielo, mar y las estrellas a una ciudadanía confundida porque algunos serían merecedores de un premio Oscar por sus grandes actuaciones.
En el caso de la derecha que estamos padeciendo hoy, rabiosa y dispuesta a todo por recuperar el botín que para ellos representa el país, no hay uno sólo que no parezca que haya estudiado en la Escuela de Educación Artística (CEA) de Televisa. La desfachatez, la actuación y la mentira en esos que aspiran a representarnos deberían ser un delito.
Como asegura Antonio Gershenson en su artículo “Las mentiras, un delito grave” publicado en el diario La Jornada el 1 de octubre 2023, “… las mentiras son un enorme obstáculo para la maduración de cualquier sociedad… Nutrir el discurso político opositor de falsas aseveraciones y de expectativas empobrecidas por la negación de la verdad no fortalece la democracia depurada que estamos buscando, además de que mentir a toda hora y a la menor provocación genera la falta de credibilidad… El daño es muy grande y el veneno muy potente.”
La mentira más engatuzadora es que los candidatos no responden a los principios, estatutos, documentos, programas, intereses e ideología del partido al que pertenecen. Llegan al colmo de fusilarse las ideas y estandartes de la izquierda para lograr confundir a los mexicanos. Por ejemplo en el segundo debate presidencial, los candidatos de la derecha Gálvez y Máynez llegaron a utilizar la frase estandarte más conocida del presidente Andrés Manuel López Obrador: “Primero los pobres”.
No se debe perder de vista que el pertenecer a partidos como el PRI o el PAN que por décadas gobernaron al país y lo dejaron en la miseria con cincuenta y seis millones de personas en la pobreza, otros tantos millones luchando por salir adelante con lo mínimo indispensable y solo un uno por ciento en la extrema riqueza, nos debería indicar claramente que dichos órganos políticos, históricamente nunca han beneficiado a las mayorías porque sus intereses están en otra parte. Por ejemplo en enriquecerse sin medida y sin remordimientos.
También tenemos que voltear hacia atrás en la historia y recordar lo que han hecho y los resultados que han dado, priistas como Díaz Ordaz, Echeverría, Salinas, Zedillo, Moreira, Cabeza de Vaca, Peña Nieto. O los panistas como Fox, Calderón, Moreno Valle, Cesar Duarte, Yunes Linares o el mismo García Luna. Estos partidos han sido fábrica de ladrones cínicos, hipócritas, corruptos, represores, ineptos, verdaderos psicópatas que dejaron al país saqueado, endeudado, contaminado, empobrecido, ignorante, enfermo y bajo una larga lista de calamidades.
Últimamente en la calle he escuchado a la gente decir que ya no se van a ir por los partidos sino por el candidato y esto es un retroceso. Desafortunadamente estos comentarios los he escuchado como resultado de gobiernos de morena fallidos. Aun así, tenemos una gran responsabilidad este 2 de junio que es recordar, investigar, razonar, comparar y a pesar de las mentiras y los medios de comunicación vendidos, votar por un cambio, tomar la oportunidad sin miedo de desafiar toda la maquinaria millonaria que nos bombardea día y noche con mentiras, ideas sacadas de contexto y manipuladas.
Los políticos de derecha no nacieron por generación espontánea independiente ni vienen de la nada. Para poder llegar a donde están, tuvieron que seguir lineamientos, negociar, traicionar, tragar mucha m…, robar, obedecer sin chistar a sus jefes. Así que no nos dejemos engañar, pueden prometer mil cosas pero no depende totalmente de ellos sino de sus partidos, de sus patrones y de su Dios el dinero.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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