Se puede o no estar de acuerdo con el actual gobierno, lo cierto es que estos casi seis años han servido para que los mexicanos adviertan que hay cambios, como por ejemplo, si este régimen menos ciudadanos hubieran podido darse cuenta de la verdadera calidad moral de los jueces, quienes no caminaban muy limpios por la historia.
Los jueces han sido colocados en el paredón de la historia y este arreglo que intenta hacer la presidenta de la Suprema Corte, para detener el avance de las asesorías de alto nivel en el próximo sexenio, le va a costar muy caro porque lo hace de manera tan obvia que la gente que confiaba en ella empieza a darse cuenta de quién es en verdad.
Esto se sabe por los medios alternativos que surgieron y tomaron fuerza, por coincidencia, al mismo tiempo que el sexenio actual.
La vieja fusión de los tres poderes con los hilos de mando del presidente implica un cambio muy profundo en la vida cotidiana de México. Pero no falta quien diga que nada cambia, que todo es igual, que los políticos son todos lo mismo, nada cambia para algunos porque ellos mismos no cambian.
El ideal de los conservadores, incluso de los conservadores involuntarios que los hay hasta en la izquierda, radica en que no se despojan de la experiencia inservible, que la hay, como nos enseñan las víboras a cambiar de piel, persisten en tomar en cuenta la basura. Deben entender que nos engañaron, que fueron engañados, que el México que vivieron nunca existió.
Los medios, los políticos, los intelectuales, los periodistas, los líderes de opinión mintieron y van a ingresar a la historia como mentirosos. En todo cambio hay afectados y beneficiarios, lo importante es coincidir en que las cosas cambian, para bien o para mal pero cambian.
Aplicar las normas de conducta de los políticos al presente y manejarlas como similares al pasado, es un error. La desubicación proviene de la inadaptación, el no estar de acuerdo con la realidad arroja esta percepción alterada de la realidad. No se trata de miopía sino de una inexplicable idea de no reconocer lo que ven. De ahí su desubicación política su desconocimiento de las posiciones políticas, la ignorancia de no saber el lugar que ocupan en el país.
En política todo tiene una coherencia, una razón y quien ya no le da el conocimiento para comprenderla prefiere quedarse en el camino que informarse. Y se quedan en el camino porque en México la información política prácticamente no existía. No hay antecedentes registrados sobre esa realidad, los medios tergiversaron todo. Los mismos reporteros desconocen dónde empieza la mentira y termina la verdad. El periodismo se ejerció obedeciendo órdenes y no investigando con la autocensura como limitante permanente.
En México hay que prepararse todos los días para entender la política, existe una gran cantidad de engaños a lo largo del tiempo que siempre plagaron de mentiras nuestra historia y persisten. Los políticos escondían sus actos de corrupción con alteraciones de la realidad que luego eran difundidas y concebidas como verdad absoluta en los medios.
La realidad no es un espectáculo televisivo sino un terreno fértil para el campo de batalla que exige participación. De nos ser así, de prohibirse la organización y la participación social estaríamos hablando que nada cambia. La intuición de la gran mayoría de la sociedad no se esfuerza en entender lo que sucede, sólo ve pasar el tiempo.
Los conservadores mexicanos se han pasado la vida en un país que no existe. Hasta el inicio del actual sistema fueron engañados por los medios, los funcionarios, los dizque intelectuales. Ahora no aceptan la realidad y prefieren seguir viviendo en el país que creyeron existía antes del actual sexenio. Es decir, habitan un mundo irreal en el que sólo pueden demostrarse que existen a partir de negar todo. No aceptan el mundo presente y quieren que sea igual al otro que sólo existía en su imaginación.
No aceptar lo que la percepción percibe, es ya un punto de referencia para invitar a informarse realmente sobre el acontecer político, lo cual implica un esfuerzo si en realidad les interesa participar en la política, que es una obligación de todo ser humano. Si quieren seguir indiferentes y negar la realidad y decir que todo es igual y que hay que derribar los muros del tiempo para volver al pasado que les es tan desconocido como el futuro, están en su derecho.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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