Veamos: “Cuando un sector de la sociedad pretende disfrutar de todo lo que ofrece el mundo, como si los pobres no existieran, eso en algún momento tiene sus consecuencias. Ignorar la existencia y los derechos de los otros, tarde o temprano provoca alguna forma de violencia, muchas veces inesperada”.
El texto podría parecer un fragmento extraído de alguna conferencia matutina del presidente López Obrador, pero la verdad es que se encuentra en la encíclica Fratelli Tutti, del papa Francisco, publicada el 3 de octubre de 2020 (https://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20201003_enciclica-fratelli-tutti.pdf), aunque sí entra en consonancia perfecta con lo que sí ha dicho reiteradamente el presidente López Obrador sobre que “la paz es fruto de la justicia”.
En efecto, la violencia que se vive y que la 4T combate arduamente no es la enfermedad de la sociedad sino el síntoma más notorio de la descomposición que le acarreó al país la larga noche neoliberal, donde se vendió a medio país y donde los corruptos encontraron su paraíso al soslayar las necesidades más urgentes del pueblo.
Se violentó al obrero y al trabajador (y a la obrera y a la trabajadora, faltaba más) con los topes salariales impuestos desde los tiempos de Miguel de la Madrid y se cargó sobre el trabajador el peso del desastre financiero lopezportillista. Apareció el Pacto de Solidaridad Económica (PSE) que frenaba los salarios para presuntamente detener la inflación, el incremento de los intereses y la devaluación de la moneda, lo que no era sino aplicar obedientemente la receta impuesta por el Fondo Monetario Internacional (FMI) al país.
El abatimiento salarial continuó con Carlos Salinas mediante el Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento Económico (PECE), que si bien logró controlar la desbocada inflación trajo como consecuencias la pérdida del valor real de los salarios y el aumento del desempleo. La izquierda coreaba en las marchas “¡Salario mínimo al presidente / para que vea lo que se siente!”, además de “¡Este puño sí se ve!” porque sí se veía por entonces, aunque cada vez más desdibujado.
La violencia –no lo dice la teoría, sino el papa Francisco- tiene su raíz en la ignorancia de la existencia de los pobres y de sus derechos, como el derecho del trabajador a las prestaciones de ley, a ser inscrito en el Seguro Social, a recibir capacitación laboral que le permita desarrollar sus habilidades y capacidades, a no ser tratado con amenazas verbales o escritas, a devengar un salario justo que cubra sus necesidades.
Eso está en la ley y en el discurso del papa Bergoglio, pero, por citar un ejemplo, no se encuentra en las fábricas de calzado de la ciudad de León. Las cifras son rotundas. El documento Data México informa: “En 2020, 39.4% de la población (leonesa) se encontraba en situación de pobreza moderada y 6.51% en situación de pobreza extrema. La población vulnerable por carencias sociales alcanzó un 22.7%, mientras que la población vulnerable por ingresos fue de 11.4%. ( https://www.economia.gob.mx/datamexico/es/profile/geo/leon). La consecuencia de tal marginación es que “el municipio de León está en la posición número 10 de las ciudades más peligrosas del país según la percepción de la ciudadanía” (León dentro del top 10 de ciudades más inseguras del país https://www.heraldoleon.mx/leon-dentro-del-top-10-de-ciudades-mas-inseguras-del-pais).
Los pobres existen, afirma Bergoglio, más allá del relumbrón de los centros comerciales y las agencias de autos caros y lujosos y del sueño clasemediero de que la solución está en echarle ganas a la vida y aprovechar las ventas nocturnas de Sears.
Los cobros de impuestos a grandes empresas, los programas sociales de la 4T –y sólo de la 4T, porque el PAN votó en contra de que se incorporaran a la Constitución- son un asomo de redistribución social justa de la riqueza. En este caso se encuentra la reforma a las pensiones propuesta por el presidente López Obrador para que los trabajadores reciban una pensión justa.
El pueblo no pide caridad, pide justicia. La caridad la piden y la han pedido siempre los conservadores, siempre listos a extender la mano para recibir las dádivas del presupuesto o a mermar dicho presupuesto al no pagar impuestos. En beneficio de todos, sin excluir a los ricos ni a los románticos de la clase media, Claudia Sheinbaum, próxima presidenta continuará con el segundo piso de esta transformación que es por el bien de todos.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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