Uno de los logros de la Cuarta Transformación es que la narrativa de la izquierda ha ganado, muestra de ello es que una de las principales disputas de estas elecciones se está dando en torno a los programas sociales; sin embargo, esto no quiere decir que se haya triunfado en el pensamiento no-conservador, ¿Qué significa esto?
A lo largo del sexenio de AMLO la (mal) llamada oposición ha tachado a los programas sociales como símbolo máximo del “clientelismo político-electoral”, y además ha encabezado una campaña en contra de estos, a tal grado de llamarlo populismo. Como es de costumbre, han salido a relucir comentarios racistas y clasistas que toman a la meritocracia como principal premisa. Así pues, a pesar de estar en contra de estas políticas, en tiempos electorales la derecha ha optado por usarlos como bandera, no obstante, detrás de ella, se esconde el cinismo priista y la hipocresía panista.
A la oposición no le ha quedado más que hacerse bolas, un día votan en contra de los programas sociales y al otro su candidata firma un pacto con sangre para no desaparecerlos, tiempo después su equipo dice que los apoyos no serán universales, y la cereza del pastel, pasan unos días y Xóchitl Gálvez recomienda al INE hacer campaña para informar a la gente que los programas sociales “no pertenecen a ningún partido” y “gane quien gane, los programas se quedarán” entre otros mensajes que publicó a través de su cuenta de “X” antes Twitter.
Desde luego que, en una cosa no se equivocan, los programas sociales se elevaron a rango constitucional por lo que, ahora son derechos; sin embargo, este no es un logro del PRIAN, quien, por cierto, votó en contra de estos. Estos apoyos forman parte de la construcción de un Estado de Bienestar que comenzó a construirse a partir de 2018 con la llegada del presidente López Obrador, y cuyo principal objetivo es: la justa distribución de la riqueza. Al momento, se benefician a 25 millones de familias mexicanas. Por otra parte, no hay que dejar de lado que, gracias a estos programas junto con la construcción de infraestructura y el aumento al salario mínimo, más de 5 millones de personas salieron de la pobreza aun con la pandemia y los conflictos internacionales.
Gran parte de la campaña de Xóchitl Gálvez hasta ahora ha sido decir que dará más becas a estudiantes, así como, que dará un total de 120 mil pesos a los jovenes para que “inicien su patrimonio”, incluso la candidata de la derecha ha mencionado que bajará la pensión a los 60 años. Todo eso y más, cuando al ser senadora afirmaba que los programas sociales deberían de ser temporales.
Así pues, vuelvo a reafirmar que la narrativa nacionalista o de izquierda ha triunfado. En los tiempos políticos que vivimos no queda espacio para discursos privatizadores, a favor de trasnacionales y sin políticas publicas que beneficien a la mayoría. A ello debemos el camuflaje de los partidos PRI/PAN/PRD. La politóloga alemana Elisabeth Noelle llamaba al “acallamiento de voces” el espiral del silencio, pues explica que al ser el hombre un ser social esto lo lleva a medir la opinión pública y para no sentirse rechazado opta por o expresar su opinión o quedarse callado; cosa que está pasando con los partidos de derecha de nuestro país que optan por acallar sus ideologías. Es por ello, que el peor error que podemos cometer es dar los logros de la 4T tal y como los programas sociales, por hecho.
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