La Conferencia del Episcopado Mexicano se ha convertido en partido político, de derecha, conservador y reaccionario. Anuncian la llegada del comunismo como algo real y vetusto, pero todavía no se han dado cuenta de que las Leyes de Reforma también existen y surgen en los años 50 del siglo XVIII ambas.
Los sacerdotes católicos, junto con los sectores más conservadores crearon la satanización del comunismo, y por qué no de la Revolución Francesa (1799), o del movimiento hippie, porque en su ADN está la defensa a ultranza de la propiedad y se basan en lo asentado en el Movimiento del Partido Comunista (1848), sin interpretar ni entender. Así, le dan una vigencia eterna como si se tratara de un credo. Colocan de esta manera, al comunismo como si no hubiera tenido principio ni fin, existirá, para ellos, por los siglos de los siglos.
Las declaraciones de su cúpula son de políticos con una definida idea partidista, a pesar de que esta simple expresión viola el artículo 130 de nuestra Constitución.
En este escenario, la CEM, advirtió que “la democracia electoral mezclada con la delincuencia es un binomio totalmente inaceptable, es un signo de la más deplorable corrupción que se debe evitar a toda costa”. Dando por un hecho las expresiones de la derecha opositora, dentro y fuera de nuestro territorio.
A su vez, monseñor Florencio Armando Colín, obispo de Puerto Escondido, externó que “México necesita campañas electorales limpias y legales austeras que favorezcan el ejercicio del voto libre, informado y secreto, sin manipulaciones ni engaños”.
A su vez, Ramón Castro Castro, obispo de Cuernavaca y secretario general de la CEM, y líder nacional de ese partido, sostuvo que “el bien común de la nación exige que vivamos esta experiencia de renovación democrática con libertad y responsabilidad”. Como so no hubiera libertad o responsabilidad.
Ante estas declaraciones el párrafo e) del artículo 130 constitucional señala: “Los ministros no podrán asociarse con fines políticos ni realizar proselitismo a favor o en contra de candidato, partido o asociación política alguna. Tampoco tendrán en reunión pública en actos del culto o de propaganda religiosa, ni en publicaciones de carácter religioso oponerse a las leyes del país, o a sus instituciones, ni agraviar, de cualquier forma, los símbolos patrios”.
A pesar de que conocen esta ley los curas, existe algo que se llama Observatorio Nacional de la CEM; encargada de analizar los acontecimientos políticos, sociales y religiosos de México, que dirige Mario Ángel Flores, quien advierte públicamente que sus diagnósticos sobre el país no están sujetos a opiniones. O sea, su declaración Es Palabra de Dios.
Las atribuciones que se toma el clero en México en otros países no son permitidas, y no sólo en Nicaragua donde se les exilia a los sacerdotes, luego se estar algunas semanas presos sino en otros países donde en realidad se restringe su desbordamiento. Esto quiere decir que se aplica la ley sin distingos, pero los medios tradicionales y las agencias de noticias lo traducen de acuerdo con sus intereses y como los curas nicaragüenses son descaradamente políticos de derecha, reclaman impunidad ante un ejercicio prohibido. Es decir, se ejerce el derecho y se sancionan a quienes lo transgreden el orden. En México debería pasar lo mismo.
Por su parte, monseñor Jaime Calderón Calderón exhortó a vigilar con esmero el proceso electoral en su conjunto, al tiempo de que los verdaderos demócratas “deberán reconocer los resultados sin apasionamiento, dejando de lado intereses meramente partidistas y conductas egoístas y poniendo por delante el bien común de nuestro México”.
La existencia del Observatorio Nacional de la CEM, viola la Constitución, sus trabajos, análisis, documentos son muestra de un delito, que debe ser castigado.
No podemos esperar que sus actividades políticas pasen de la convocatoria a la acción; en Nicaragua, en 2018, el gobierno sandinista responsabilizó a la Iglesia Católica de apoyar la rebelión social. Durante ese período, hubo protestas multitudinarias que desafiaron la administración sandinista. En México más de un sacerdote, sobre todo en los estados gobernados por el PAN que inhiben el voto a favor de Morena, aseguran que llevan al comunismo, que son, en resumidas cuentas, candidatos del demonio. Pero no se actúa en contra de ellos por el temor a ser asociados con las medidas de Nicaragua, Bielorusia, China, Nigeria, entre otros muchos.
Pocos países arrojan a su historia Leyes como las de Reforma, donde se separan no sólo bienes de la Iglesia y el Estado sino responsabilidades entre sus integrantes. Pero el hecho de que los sacerdotes mexicanos actúen impunemente nulifica la labor histórica de personajes como Benito Juárez, Juan Álvarez, Ignacio Comonfort, entre otros.
En México una cadena de periódicos encarta cada semana el periódico de la CEM llamado “Desde la fe”, que es un periódico de contenido eminentemente político, lo cual debería ser sancionado y prohibido.
Esta sociedad entre medios y clero hace que los castigos por violar la ley sean considerados actos de represión. Por ejemplo, se anuncia en Nicaragua que se encarcelan a 18 curas, cuando, en realidad son personas vinculadas a la grey católica que violan la ley.
La creciente intervención del clero en la política mexicana es un aviso que debe ser debatido y castigado, en caso de que las autoridades consideren que hay delito, porque a juzgar por lo asentado en la Constitución, sí lo hay. Hay culpables con nombre y apellido.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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