La tiene difícil la derecha mexicana con la candidata que escogieron rumbo a las elecciones presidenciales. No solo no levanta en las encuestas que la posicionan muy por debajo de la aspirante de Morena, sino que en su reciente gira por Estados Unidos se atrevió a faltarle el respeto a los migrantes que laboran en aquel país, al mandar a una mujer encubierta para hacerse pasar por ella, con quien publicaría una foto, después de sostener una reunión a puerta (y cortinas) cerrada, con estudiantes de universidad. El gesto que Gálvez tuvo para con los connacionales, lo redondeó de manera impecable un colaborador de ella, quien se encaró con los inconformes de que la representante de Fuerza y Corazón por México estuviera en aquel país, haciendo lujo de clasismo y racismo de su parte y demostrando su baja moralidad y cargado de cinismo y hasta odio en su rostro, muy al estilo de toda la oposición a la que representa. Unos días después, mientras se encontraba en España, trató de reunirse, entre otros con Mario Vargas Llosa, personaje de ultraderecha y con Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular, quienes le hicieron el feo al negarse a mantener una junta con ella.
El único que en redes sociales se mostró orgulloso y feliz de la visita de la candidata opositora, fue el expresidente Felipe Calderón, quien presuroso subió a su cuenta de Twitter (ahora X), contenido multimedia de la visita y ponencia de Xóchitl Gálvez. Para colmo de este, la candidata se vio en la necesidad de deslindarse del político exiliado, ante los reclamos de usuarios de la plataforma virtual, por el negro historial que carga a cuestas.
¡Cómo estarán desesperados los dirigentes del movimiento derechista, que buscan en el extranjero quienes les ayuden a descarrilar el proyecto de nación que se echó a andar en 2018!; ya no abogan en lo oscuro por la llegada de otro Maximiliano, sino de manera directa, buscan la intervención de otros países para que, por la fuerza y a través de mentiras, depongan al actual gobierno y a la candidata de izquierda, quien está a solo 4 meses de ser votada como la primer mujer presidenta de México.
Las similitudes históricas que une a la oposición son, a final de cuentas, las mismas que los estigmatizan ante la mirada pública, a pesar de que sus esbirros en medios informativos o redes sociales, quieren inflar sus perfiles.
Tal vez y solo tal vez, si en lugar de enfocar sus esfuerzos hacia las fronteras norte y europea, dejaran de esconderse detrás de un personaje disfrazado para mofarse de los votantes en redes sociales; si evitaran hacer giras al viejo continente donde van a dar pena ajena y a arrastrar el orgullo, voltearan a ver a pobladores de comunidades indígenas a quienes abandonaron; si por un instante se guardaran sus impulsos racista-clasistas para escuchar los justos reclamos de quienes dejaron el país ante la falta de trabajo e inseguridad, que ahora pregonan como si fuera culpa de este gobierno y no un lastre que les fue legado, la derecha podría vislumbrar la posibilidad de arañar en las encuestas a su contrincante.
En paráfrasis de una canción popular del grupo Banda el Recodo, que comienza “pena tras pena”, la señora X va “pifia tras pifia”, demostrando por qué tiene el repudio general de la gente en México, porque ni siquiera su entreguismo ante el país vecino del norte le podrá asegurar el triunfo en las elecciones de este año, por qué distintos personajes afines a su corriente ideológico-política prefieren desmarcarse de ella, antes que tomarse una foto a su lado y por qué la derecha está condenada a mendigar migajas del poder que un día tuvieron.
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