Los conservadores, nostálgicos del pasado, no se han dado cuenta que fuera de esa esfera en la que viven el mundo cambio, aunque ellos se hayan quedado en los tiempos de la guerra fría. El comunismo, a pesar de todo, es un tema que los estadounidenses, creadores del fantasma, ya superaron, pero el miedo a este sistema económico persiste en Europa y en segmentos de población cada vez más reducidos pero con espacios en la difusión popular.
A pesar de que han pasado más de 60 años del auge del macartismo, más de medio siglo, y, en las campañas de México, surgen obsesivamente mensajes que ven a sus contrincantes como enemigos y portadores de un virus llamado comunismo.
En esencia no saben lo que significa esta palabra, pero basta necesitar colocar en el lado de los adversarios la maldad porque ellos carecen de argumentos suficientemente sólidos como para sustituir el temor al comunismo con sus ideas, que por lo regular son antipopulares, de ahí su necesidad de echar mano a los fantasmas del pasado, que por lo regular son importados de Estados Unidos.
Todavía hay quienes intentan infundir miedo con el comunismo, y todavía hay quienes le tienen miedo como si fuera algo real. Hablan de una realidad de países donde hay cercos informativos controlados también desde Estados Unidos y su único pecado radica en no coincidir con los lineamientos políticos y económicos del vecino del norte, pero, sobre todo, no obedecer las órdenes del imperio en cadencia de la Casa Blanca.
Por lo demás quienes tienen miedo desconocen prácticamente todo acerca de países como Cuba, Nicaragua, Venezuela, Bolivia, cuya realidad es distorsionada para sus ojos y son incapaces de averiguar por su cuenta.
El referente no esconde que se trata de una fantasía para engañarlos, y a pesar de esto confían por hábito en lo que emana de la televisión, porque son los personajes que han tomado por asalto, secuestrado la credibilidad de la opinión pública.
Como sucedía con los cavernícolas cuando veían llover veían algo desconocido y le temen, se alejan de lo que ignoran, nunca tratan n de entenderlo y menos aún de verificar si lo que se dice de su cotidianidad es cierto.
Así, es un panorama político desolador para el conocimiento de la historia y la política se desarrolla una propaganda que choca con la lógica, pero armoniza con la ignorancia. A pesar de que nadie ha perdido nada en la actual administración anuncian que de seguir Morena en el poder los mexicanos perderían todo, desde luego hablan de los bienes materiales que les permiten sentirse superiores al resto de los mexicanos, es decir, dicen ser mejores que la mayoría, porque la mayoría siempre estará equivocada para quienes se acercan con esta idea a la monarquía y desdeñan la democracia.
La guerra fría tomó otros derroteros, los fantasmas de los estadounidenses ya cambiaron varias veces de personajes, ya ocuparon ese lugar los extraterrestres y los narcotraficantes; los chinos y los árabes. Pero una clase conservadora en México revive los viejos mitos del pasado y los convierte en hecho del presente, una realidad que ni siquiera existió en el pasado.
Todavía hay personas que siguen el viejo ritual del noticiero nocturno, en el que confían como ventana a la realidad, y en los lectores de noticias que sorpresivamente se vuelven analistas políticos de la noche a la mañana, como si leer noticias todos los días representara un curso rápido de ciencia política, sociológica, psicología, comunicación, geopolítica, etc.
Su capacitación en la teoría política es nula, su único sustento es la fama. Esto quiere decir, que teniendo fama no sólo son conocidos sino que por ese simple hecho, tienen la razón y son portadores de la verdad, aunque en realidad nunca hayan leído un libro completo.
Esos son los que dan vida a las mentiras del pasado, los portadores del temor a los fantasmas, los oráculos del desastre, los instigadores de la desconfianza en el prójimo, porque desde el momento en que el miedo se apodera de los objetivos de noticias previamente seleccionadas, están trabajando contra la gente, a la que, al manipularla la engañan, le mienten le dan una versión de la realidad muy alejada de lo cierto.
Siempre habrá medios que difundan verdades, pero su público disminuye todos los días, porque terminan por advertir lo que hay detrás de un sistema de información que no tiene la intención de dar a conocer el mundo sino de colocar los beneficios de un planeta en pocas manos que deja de existir paulatinamente.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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