Uno de los capítulos más intensos de la larga lucha del pueblo de México contra el neoliberalismo lo escribieron los estudiantes universitarios del Consejo General de Huelga de la UNAM, a fines del siglo XX. Las chavas y chavos del ´99 le arrebataron al poder la agenda de la vida pública nacional durante más de 9 meses, a partir del estallido de la huelga contra la privatización de la máxima casa de estudios del país, implementada como última medida -después de movilizaciones masivas, foros, consultas y llamados al dialogo-, que las autoridades de Rectoría y del entonces PRI- gobierno no atendieron.
En tiempos de transformación -donde se fundan nuevas universidades gratuitas para garantizar la cobertura del nivel superior a las subsecuentes generaciones, y donde se entrega de manera universal una beca para que los jóvenes del bachillerato público no abandonen sus estudios por razones económicas-, es preciso recordar que fue el movimiento estudiantil de 1999-2000 uno de los protagonistas más consecuentes en defender la educación pública en su carácter gratuito y popular, en momentos donde, la clase política casi por unanimidad, y todo el aparato mediático estaban entregados a los afanes de los tecnócratas de mercantilizar también la educación pública.
Prácticamente un cuarto de siglo después, comienzan a presentarse desde diversas ópticas, diferentes publicaciones que a la luz del testimonio, la memoria histórica, el análisis de coyuntura, la crítica y la autocrítica invitan a los jóvenes de corazón y jóvenes de ahora, a revisitar aquellas jornadas rojinegras, en las que el movimiento estudiantil incomodó, resistió y frenó las aspiraciones de las élites políticas y económicas del antiguo régimen para hacer de la educación pública otro aberrante negocio.
Porque es justo la distancia histórica la que comienza a descubrir la enorme dimensión ética y política que tuvo la resistencia estudiantil al neoliberalismo, y sin la cual no se podrían explicar los cambios que hoy están regenerando un estado de Bienestar y derechos sociales anclado al México de los de abajo.
En enero de 2024 se ha dado a conocer el libro “Universidad gratuita y popular. Ecos de la huelga universitaria de 1999-2000” con la notable coordinación de José Luis Cruz Sánchez por la editorial Libros del Alicate, publicación que se suma a “Memorias del CGH, a 20 años de la huelga de la UNAM” publicado por CNDH en 2022; insumos que implican un proceso de revisionismo histórico precisamente de los ecos y consecuencias de la compleja lucha por el derecho a la educación gratuita.
“Universidad gratuita y popular. Ecos de la huelga universitaria de 1999-2000” está nutrido por una veintena de voces, y el prólogo del profesor universitario Javier Torres Parés; plumas que desde diversos ángulos y corrientes del movimiento participaron en los acontecimientos, para hoy recuperarlos y también para indagar acerca de los rasgos de una generación -que de manera pacífica pero no pasiva- se le atravesó con cuerpo y alma a todo el poder de un régimen fundado en la corrupción, la degradación moral y el despojo.
En su texto Diana Fuentes recupera una entrevista a Higinio Muñoz, uno de los personajes más entrañables, visibles y coherentes del movimiento, quien señaló que la camada de jóvenes que tomaron la UNAM el 20 de abril de 1999, no eran esa “Generación X”, nombre con el que despectivamente se había querido estigmatizar a los chavos de la época, al caracterizarlos por “el desánimo, el escepticismo y la incapacidad de reaccionar ante el entorno”; por el contrario, se trató de una generación que despertó ante la crisis, con un profundo sentido crítico, incluso de cara a las propias izquierdas, para dar una batalla real al sistema político y económico en su conjunto. Una batalla que hoy en día sigue ofreciendo lecciones culturales.
Asimismo, sobre los sellos de dicha generación del cambio de milenio, Javier Torres Parés refiere en el libro: “Generosidad, soledad, autenticidad, son tal vez los rasgos más notables que se desprenden de la lectura de estos testimonios y reflexiones. El lector juzgará. En todo caso queda una certidumbre, aquella huelga señaló la presencia de una generación que hoy permanece de muy diversos modos en el escenario de la reconstrucción del país y su experiencia no puede ser negada”.
No olvidemos que, aunque logró su objetivo de detener la privatización de la UNAM, la huelga fue duramente reprimida, hubo desaparecidos, y cientos de encarcelados en su epilogo en febrero del 2000. Por ello, queda para la reflexión de nuestros días y de las generaciones de este siglo, en especial para los jóvenes de la propia UNAM -y de ahí la importancia de este nuevo artefacto de la memoria-, la conclusión del entonces activista Joel Simbrón:
“Es necesario superar la derrota y no indigestarnos con supuestos triunfos, porque a pesar del incipiente tránsito democrático que vive el país, hay una agenda pendiente que deberán tomar los jóvenes universitarios de hoy: el presupuesto asignado a las universidades públicas es insuficiente y los recursos deberán transparentarse; las obsoletas formas de gobierno de la UNAM deben democratizarse para estar a la altura de las circunstancias políticas de la transformación; todavía existen excluidos de la educación, por lo que se deberá exigir la apertura de más lugares en el bachillerato universitario y las licenciaturas, hay que recuperar los dos turnos que desaparecieron en el CCH; hacer cumplir la gratuidad definitiva de la educación superior, es decir que, para transformar y democratizar la máxima casa de estudios, es indispensable pugnar por la realización de un congreso universitario resolutivo”.
La discusión sobre el papel de la UNAM en tiempos de transformación del país, y del acceso al derecho universal a la educación pública, gratuita y de calidad desde preescolar hasta el doctorado, tiene más vigencia que nunca en un 2024 de definiciones.
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