Desde 2014, año en que fuera aprobado su registro ante el Instituto Nacional Electoral, Morena tuvo un crecimiento apoteósico. Pasó de ser un movimiento surgido de la lucha contra la injusticia político-social que imperó durante décadas, a convertirse en el partido hegemónico del país. Su fundador y dirigente es desde 2016, el presidente con más aceptación por los mexicanos en décadas y a lo largo de todo su sexenio, ha promovido como nunca la inclusión y el apoyo de los pueblos marginados en todo el territorio, con especial enfoque en los estados del sur; cada proyecto público ejecutado bajo su mandato, ha gozado de la misma popularidad que él, a pesar del vilipendio del que han sido objeto en los otrora medios de comunicación predominantes; las emergencias como la pandemia por COVID-19 o el reciente paso del huracán Otis en Acapulco, se atendieron oportunamente y han brindado a la población la ayuda necesaria para levantarse de la adversidad que generaron.
No ha sido un andar color de rosa, pero sin duda, menos espinoso de lo que estábamos acostumbrados con los gobiernos del PRI y PAN de hace apenas unos años y, sin embargo, el mismo partido guinda con el que se identifica la mayoría de la población, ha tomado decisiones que se entienden, cuando menos peculiares. La adhesión de figuras como los Hank, quienes forman parte de la coalición Morena-PVEM-FxMBC ante el IEEBC, con su partido PES, no sentó nada bien en la opinión pública. Basta recordar la célebre frase “Un político pobre es un pobre político”, de Carlos Hank González, exgobernador del Estado de México y quien sería después secretario con Carlos Salinas de Gortari, solo para develar la ralea de que hablamos.
Era suficiente solo ese ejemplo para crispar los nervios de los afiliados con un poco de memoria, cuando MORENA le recetó a sus militantes y afines, la incorporación a sus filas de Rommel Pacheco con miras a gobernar la Alcaldía de Mérida. El mismo que, en su corta carrera política, apoyó al PRI en su natal Yucatán y después fue diputado federal en la bancada del PAN, desde donde festejó al lado de Mariana Gómez del Campo, haber votado en contra la reforma energética del presidente. Por su parte, Adrián Ruvalcaba, alcalde de Cuajimalpa en la Ciudad de México, anunció su apoyo a la Dra. Claudia Sheinbaum, después de renunciar al PRI, al no ser favorecido por su dirigente, para contender a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México.
A su vez, una de las rupturas más sonadas fue la de Carlos Ramírez Marín, quien después de pertenecer 44 años en el tricolor, sumó sus esfuerzos como Senador al Verde Ecologista, que ha formado parte de la alianza con el partido oficialista, junto al PT.
Con tantos cambios e incorporaciones hechas hasta el momento, ¿cómo se puede esperar lealtad de los nuevos integrantes hacia el movimiento, cuando estos han “chapulineado” a conveniencia para mantenerse vigentes en el poder? Morena deja ver al ir de la mano con personajes opuestos a su ideología, que poco importa esta, para obtener los apoyos que necesita y conseguir los puestos que anhela, dejando de lado la opinión de sus bases.
Por fortuna, la oposición está tan mal que sus dirigentes se exhiben solos y de manera humillante para ellos y sus objetivos, al ellos mismos dar a conocer sus propios acuerdos corruptos, como lo hizo Marko Cortés en días pasados.
¿Al final, con la inclusión de actores como los mencionados, se le dará la razón a la derecha de que Morena es corrupto por tantos invertebrados afines a esa ideología política?
¿Xóchitl habrá acertado cuando dice en sus spots que, en Morena “son iguales” (haciendo referencia a que son iguales que ellos, la derecha; PRI y PAN, este último, partido al que ella pertenece), ¿con Hank, Rubalcava o Pacheco?
Si bien se requiere de todos los esfuerzos y los participantes para continuar con la transformación, también es un hecho que la ciudadanía, el pueblo de México que ha apoyado al presidente, a su proyecto y al movimiento, no desean de nuevo a una Lilly Téllez o a un Germán Martínez. El tiempo en el que la ciudadanía callaba injusticias parece haber terminado y dada la actualidad política en que se vive, es cuestión de tiempo para que se lo haga saber a los dirigentes de Morena o cualquiera partido que parezca traicionar sus principios y a ellos, por un cargo público.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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