Hay una broma que pulula en el argot académico universitario que se deriva del trabajo cotidiano de los profesores. Se dice que se dividen en dos grupos: republicanos o prefacistas. El primer sector se refiere a esos personajes que realizan una investigación y la publican una y otra vez, organizada de forma diferente con un título distinto para que en las revisiones pasen como trabajos únicos. El segundo concepto incluye a las personas que publican el mismo trabajo, pero elaboran un prefacio nuevo para que pase como una obra “actualizada” de la anterior. Es común encontrar estas actuaciones. Por ejemplo, yo entrego una propuesta para un congreso y esa misma, con los comentarios recibidos en la presentación, la modifico para derivar de ese proyecto un artículo.
Las publicaciones se catalogan en un rubro llamado “difusión de la cultura”, una actividad fundamental para las Instituciones de Educación Superior. Desde el artículo 3° en la fracción VII constitucional se establece como una función sustantiva investigar y difundir la cultura. Los libros y las revistas universitarias son un elemento que debe de ser promovido, pero es importante preguntarnos ¿qué sucede con todas las publicaciones que hace la universidad? De acuerdo con el informe anual de la UAM, para 2022 “se publicaron 4 183 artículos especializados de investigación, 134 libros y se presentaron 5 148 trabajos en eventos especializados” https://transparencia.uam.mx/inforganos/rg/2022/Informe-RG-2022.pdf. Los recursos de libre acceso han generado el 67% de todas las referencias que se realizan. Esto significa que las versiones digitales son mas leídas, incluso más citadas que los textos en papel.
Aquí la universidad tiene un problema porque para los profesores el publicar un libro en papel no les representa la misma cantidad de puntos que un texto de libre acceso en versión digital. Me explico. Hay un sistema de recompensas monetarias que se usa para que los académicos puedan tener estímulos que apoyen a sus actividades. Tanto la universidad como el transformado Conacyt, agrega cierta cantidad de puntos a cada actividad que se realiza. La acumulación de puntos les permite postular a las becas. Esto hace que requieran realizar trabajo de forma constante, por eso surgen las categorías con las que inicie este escrito.
No es lo mismo que publiques un libro o una revista en versión digital que en papel, porque se asigna un puntaje mayor al texto en físico. Pero tiene la desventaja de que es posible que no se lea, la misma UAM nos lo menciona en su informe. Uno podría recomendar que bajen de precio los libros como lo hicieron en el Fondo de Cultura Económica, pero quizá no sería rentable para la universidad. Pero es preferible cobrar poco que gastar en almacenamiento. Aún recuerdo que hay bodegas completas llenas de aquello que nunca se vendió. En el Departamento de Educación y Comunicación de Xochimilco había por lo menos dos llenas y cada año tenían que buscar dónde colocar las publicaciones nuevas. Al final todo eso sólo quita espacio y no se llega al objetivo que persigue la difusión de la cultura.
La sección de publicaciones de la División de Ciencias Sociales también tiene sus bodegas, ahí puedes encontrar una cantidad inmensa de textos. Pero eso no es todo, me acabo de enterar que hay un espacio más grande dedicado a guardar publicaciones, no sé si sea de una unidad o de todas, pero es un espacio grande. Se encuentra en la antigua tienda de la institución, cerca del Cinvestav sede sur. ¿Qué trabajo de difusión de la cultura se puede hacer cuando buena parte de las publicaciones se guardan en tantos sitios de la universidad? ¿Cuántas piezas sumarán todos los almacenes? ¿Ocurre esto con otras universidades?
El informe que cito antes no nos dice cuánto dinero se destina para la publicación de textos, sólo nos da cuenta de la valiosa actividad derivada del trabajo académico universitario que se enfoca en la divulgación de las investigaciones. También sería bueno saber en qué condiciones están los textos, sobre todo esos que salen a las ferias de libros y regresan a resguardado. No creo que sigan como nuevos después de tiempo ahí. Es un sinsentido que los tirajes sean de mil ejemplares, por lo menos, para que pasen años guardados sólo porque son mejor puntuados por la cantidad de libros publicados que por el contenido. Además, los datos nos indican que los materiales más leídos están en versión digital y son de libre acceso, porque así tendría que ser el conocimiento, correr sin que se detenga para llegar a los lugares más alejados. Tenemos que cuestionarles a las Instituciones de Educación Superior estas actividades que son fundamentales y acercarnos más a ellas para encontrar cosas interesantes por conocer.
Xunu’:
Este es mi último artículo del año así que les deseo buenas fiestas decembrinas y que el 2024 nos sonría. Que por fin Palestina pueda ser libre, mucha fuerza para Argentina y que lleguemos a ver el fin de los conflictos bélicos en el mundo. Y que no nos desgaste tanto el año de elecciones.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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