Este próximo año 2024 es muy importante para la sociedad mexicana y cómo no, ya que habrá votaciones, con las cuales se definirán gubernaturas, diputaciones, senadurías y, lo más importante, la presidencia de México. Sin embargo, con la llegada de las elecciones, que están a la vuelta de la esquina, también se viene una temporada de demagogia a diestra y siniestra.
No solo porque entre los candidatos habrá dichos que no tienen poco sentido, sino también porque entre ellos mismos habrá dimes y diretes con los que se acusarán para intentar desprestigiar y dañar a sus contrarios (o al principal rival electoral).
Y más allá de eso, no hay que olvidarse de las promesas que harán algunos, las cuales suelen ser exageradas o que no dependen del cargo al que se aspira obtener, pero que está firmado ante notario para tratar de engatuzar y con toda la mala leche posible.
Sobre esto mismo, a estas alturas, la palabra de los políticos no suele ser de fiar, así muestra la historia. Incluso las promesas más sencillas, como estar en el cargo de principio a fin, no se cumplen. Por tanto, en este próximo proceso electoral que no extrañe ver «chapulines» por todas partes.
Vendría bien analizar de fondo esa situación, no solo por lo que es una mala práctica, sino el daño que se produce a la política misma. Aunque bien, ese tema en particular será para otra ocasión.
Por ahora, y mientras llega la temporada de demagogia, es importante mantenerse informado, pero también generar una opinión crítica de esa información y de lo que digan los demás.
Con los tiempos malos, también vienen buenos. Y desde ahora es necesario empezar a razonar el voto, es decir, pensar responsablemente a quién daré mi voto; a quién se considera podrá dar atención de manera correcta a algunos problemas importantes; o a qué proyecto se considera fiable y apoyarlo.
Es importante votar, aun cuando se considere que los candidatos no sean convincentes o se tenga una posición antipartidista, ya que ese simple acto (ese derecho) es el primer paso para proyectarse políticamente. No hay porqué huir de la política, sino que hay que formar parte de ella.
Quién sabe, quizá eso pueda tener un impacto que en un futuro no muy lejano, ya no hayan temporadas de demagogia.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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