Acción Nacional no puede darse el lujo de correr a nadie de sus filas. Tiene tan pocos militantes que teme actualizar su padrón por temor a perder el registro. El resto de los partidos tienen en las desbandadas de militantes golpes mediáticos que, si bien son dolorosos para el prestigio del organismo, no dañan su estructura, simplemente los afecta en el poder Legislativo o en las filas que pueden reponer con un programa creativo de afiliación.
Sin embargo, en el caso del PAN cada militante que salga les duele en lo más profundo de su estructura porque puede convertirse en su último suspiro. Según el último conteo del INE, del 31 de agosto del presente año, el PAN cuenta con 277,665 militantes y debe tener como mínimo 246,270, es decir, si se salieran en este momento 31,390 militantes, ese partido no sólo no podría competir en las elecciones de 2024 sino que perdería su registro en todo el país.
La salida de un atleta, que puede convocar con ese simple hecho, a otros puede dañar al PAN, en Yucatán, donde hay más panistas que en el resto del país, y poner en peligro su registro. Si, por otro lado, vemos que el Pan que es el partido que más se identifica con Xóchitl Gálvez, tiene en ella a su peor enemigo con declaraciones como la de que sólo la mitad del país la conoce con eventos desairados que ni acarreo llenar recintos pequeños, encontramos que el PAN está en decadencia.
Son precisamente los panistas quienes en cada discurso aseguran que millones de mexicanos le piden, les exigen, les sugieren. Pero si no salen a la calle, no caminan por las calles, van en sus autos con los vidrios cerrados, no se sabe a qué hora hablan con la gente. Su decadencia es evidente y su aislamiento un hecho que les puede costar la vida política.
Por otra parte, la cuestionada tarea de gobernadores panistas como Maru Campos en Chihuahua, o Sinhué Rodríguez en Guanajuato, contribuyen a que, por lo menos en esos dos estados, bastiones del conservadurismo, el PAN no vuelva a gobernar. La gente está harta de los descalabros de ambos.
La campaña de Maru Campos, dirigida a los niños de Chihuahua que se llamó “Denuncia tu maestro si quiere educarte con los libros de texto de la SEP”, es una especie de autoritarismo estilo KGB, aunque ellos tengan aberraciones a la Rusia actual o a la URSS de hace un siglo. Esos son de la Rusia zarista pero tienen métodos propios de la Unión Soviética que violan las leyes del país en nombre del rechazo el comunismo. Es la lógica de la dipsómana gobernadora.
En el caso de Guanajuato, la violencia crece, el domingo 8 de octubre en Salvatierra, hombres armados rafaguearon la fachada de una vivienda de la colonia Guanajuato. Ese mismo día se localizó un artefacto explosivo en la carretera Panamericana Querétaro-Celaya, en Apaseo El Grande, con una manta donde se amenazaba al Ejército.
Ambos estados dejarán de ser panistas en las próximas elecciones. No se requiere un análisis profundo ni una bola de cristal para ver que el PAN dejará de tener bastiones, le quedará, en todo caso que los yucatecos no reflexionen a tiempo, la península para sacar al PAN de esa entidad, que, junto con Aguascalientes y Querétaro, probablemente, podrían considerarse áreas de repliegue pero no bastiones.
La derecha se queda así, sin representación en la vía política. Es decir, su guerra contra la 4T no termina con la vía electoral agotada, seguirá buscando otros caminos para recuperar sus privilegios luego de desestabilizar el gobierno.
El PAN, en este momento es no sólo la representación de la oligarquía sino un dique de contención a la violencia política que bien podría iniciar en la víspera de las elecciones para tratar de deslegitimarlas, incluso anularlas y a través de un golpe de estado suave, apoderarse de nuevo de México.
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