En una votación significativa, una mayoría abrumadora de 143 Estados miembros de la ONU ha solicitado la integración plena de Palestina en las Naciones Unidas, marcando un momento crucial en la Asamblea General. Solo nueve países votaron en contra y 25 se abstuvieron en una resolución copatrocinada por España, Irlanda, Noruega, Bélgica y más de setenta naciones, que busca revisar el estatus de Palestina más allá de su actual posición de “Estado observador no miembro”.
Entre los nueve países que se votaron en contra están Estados Unidos, Israel, Argentina, República Checa y Hungría.
La resolución aprobada, aunque no otorga a Palestina derecho a voto ni la posibilidad de presentarse como candidata en los organismos de la ONU, representa un paso adelante en su reconocimiento. El texto de la Asamblea declara que Palestina “está habilitada para la membresía en la ONU de acuerdo con el artículo 4 de la carta fundacional” y urge al Consejo de Seguridad a reconsiderar esta cuestión de manera favorable.
Este llamado se produce después de que el Consejo de Seguridad rechazara la membresía plena de Palestina el pasado 18 de abril, con un voto de veto por parte de Estados Unidos, aunque doce miembros apoyaron la propuesta y dos se abstuvieron.
El debate en la Asamblea no estuvo exento de tensiones, especialmente después de que se propusiera inicialmente incluir el derecho de voto para Palestina, un punto que fue finalmente excluido de la resolución aprobada debido a la resistencia de varios países, incluyendo algunas naciones europeas que inicialmente mostraron su apoyo.
La sesión de votación también estuvo marcada por momentos dramáticos. El embajador palestino, Riyad Mansour, conmovió a la Asamblea al evocar la presencia de la bandera palestina alrededor del mundo y reclamar el derecho a un Estado independiente. Por otro lado, el embajador de Israel, Gilad Erdan, realizó una protesta simbólica al destruir una copia de la carta fundacional de la ONU, argumentando que reconocer a Palestina como Estado equivaldría a apoyar lo que él describió como un “futuro Estado terrorista de Hamás”.
Israel Katz, ministro israelí de Exteriores, criticó duramente la decisión de la Asamblea, describiéndola como un “premio para los terroristas de Hamás” y un reflejo del “sesgo estructural de la ONU”. Estas declaraciones surgen en un contexto de recientes ataques violentos atribuidos a Hamás, que han exacerbado las tensiones en la región.
La decisión de la Asamblea General subraya la división internacional sobre el reconocimiento de Palestina y destaca el desafío continuo en la búsqueda de una solución pacífica y justa para ambas partes en el conflicto prolongado.
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